Aunque conserva el buen humor y el entusiasmo, del Premio Nobel de
Literatura 1982, Gabriel García Márquez, todo indica que no habrán más
obras literarias, pues padece demencia senil, no obstante que su estado
físico es bueno, confirmó su hermano, Jaime García Márquez.
De acuerdo con publicaciones de medios nacionales e internacionales, el
familiar del autor de obras como “Cien años de soledad”, “El general no
tiene quien le escriba” y “El amor en tiempos de cólera” ganó la batalla
contra el cáncer linfático a través de un tratamiento a base de
quimioterapia.
Sin embargo, el mismo procedimiento acabó con muchas de sus neuronas, de
sus defensas y de sus células “y se le aceleró el proceso», añadió al
recordar que la demencia senil es un mal que ataca a la familia del
escritor colombiano radicado en México.
Jaime García Márquez, según reportes de la agencia EFE y del diario “El
Universal”, habló así durante un encuentro con los expedicionarios de la
Ruta Quetzal BBVA en el Museo de la Inquisición, en la ciudad caribeña
de Cartagena de Indias.
Frente a los jóvenes dijo que el escritor y también periodista padece de
demencia senil; sin embargo, “todavía conserva el humor, la alegría y
el entusiasmo que siempre ha tenido» y que «desde el punto de vista
físico está bien, aunque ya tiene algunos conflictos de memoria», acotó.
Refirió que «en la familia todos sufrimos de demencia senil y él ya
tiene los estragos que se le adelantaron debido al cáncer que le puso en
una situación casi de muerte. La quimioterapia le salvó la vida, pero
también acabó con muchas neuronas, muchas defensas y células y se le
aceleró el proceso».
Aclaró que todavía su familia puede hablar con él y cuando lo hace
“tenemos mucha preocupación por su salud, pero terminamos profundamente
contentos porque lo tenemos vivo».
En ese contexto, dijo que su hermano no está en condiciones de escribir
la segunda parte de su biografía «Vivir para contarla», ni cualquier
otra obra. «Desgraciadamente creo que no va a ser posible, pero ojalá
esté equivocado», finalizó.
Como se recordará, a principios de junio pasado el amigo del escritor,
Plinio Apuleyo Mendoza, reveló que el Premio Nobel perdía poco a poco la
memoria, que no reconocía a las personas por la voz y tenía que verlas
para hacerlo.