Héroe para la comunidad internacional, villano para su propio Gobierno y un gran desconocido -censura mediante- para la mayoría de sus conciudadanos, el disidente político chino y premio Nobel de la Paz de 2010, Liu Xiaobo, ha muerto a los 61 años de edad víctima de un cáncer de hígado que desarrolló hace poco en prisión, la última condena en una vida dedicada a la lucha por la libertad y los derechos humanos en China.
Según los jueces, su crimen de entonces fue publicar escritos críticos con el Partido Comunista chino (PCCh) y ser uno de los principales ideológos de la Carta 08, un manifiesto que en 2008 pedía reformas democráticas para el país como la separación de poderes o la instauración de un sistema democrático. Su castigo, dictado el 25 de diciembre de 2009, 11 años de cárcel por «subversión», una pena severa para una de las voces que más incordiaba a las autoridades chinas.
Liu Xiaobo nació en diciembre de 1955 en Changchun, capital de la provincia de Jilin, en el seno de una familia de intelectuales. Tras finalizar la secundaria, y con el país inmerso en el caos que supuso la Revolución Cultural de Mao, fue enviado a trabajar al campo y posteriormente a una empresa de construcción.
En 1977, cuando las aguas revolucionarias se calmaron, Liu estudió literatura china en la Universidad de Jilin, un centro donde creó, junto a otros compañeros, el grupo de poetas «Los corazones inocentes». Cinco años más tarde, comenzó sus estudios de posgrado de literatura en la Universidad Normal de Pekín, donde más tarde ocuparía una plaza de profesor y lograría un doctorado. En 1984, se casó con Tao Li, con quien tuvo un hijo, Liu Tao, una año más tarde.
El inicio de su activismo político tiene una fecha marcada a fuego: 1989. En abril de ese año, Liu dejó su plaza como profesor visitante en la Universidad de Columbia (EEUU) y regresó a China para unirse a los manifestantes que reclamaban más democracia en la plaza de Tiananmen. Poco a poco, su enérgica figura se convirtió en un referente entre los allí congregados y, junto a otros líderes juveniles, fue capaz de negociar un acuerdo para evacuar a muchos de los estudiantes poco antes de que las tropas chinas entraran a sangre y fuego provocando una masacre.


