Acaso en el futuro inmediato, a la pandemia
provocada por el virus SARS-CoV-2 se
le conocerá como la crisis de los ventiladores, pues los ojos del mundo han estado
puestos en estos aparatos, su escasa presencia en los centros médicos y en cómo
las instituciones de educación superior y los laboratorios de alta investigación,
inclusive las fábricas de automóviles, pueden producir respiradores de bajo
costo en el menor tiempo.
Los ventiladores son la última esperanza para
la mayoría de los pacientes más afectados por el nuevo coronavirus, pero ni los
sistemas de salud de los países más ricos del mundo tienen tantos respiradores
artificiales como los que está demandando la pandemia, y ello ha obligado a
médicos en Italia y España a decidir, con toda la carga ética y moral que
entraña, a qué pacientes conectar a estas máquinas y cuáles no, lo que a menudo
equivale a una sentencia de muerte.
Pocas miradas se dirigen al otro extremo: al de
las medidas higiénicas, la precaución sanitaria y al esfuerzo de mantener un
ambiente libre de bacterias y virus. «Nuevamente a la medicina más
avanzada se le impone la gran paradoja de tener que hacerse fuerte en
prevención con medidas tan sencillas como el lavado de manos y el aislamiento
social», además de conservar un entorno saludable, reflexiona Gustavo Zabert, neumólogo de la Clínica
Pasteur de Neuquén, Argentina.
Quizá pensar en un hábitat individual, familiar
o comunitario sin gérmenes dañinos podría llevarnos a recrear imágenes salidas
de la ciencia ficción, pero un grupo de
investigadores de la Universidad de Sonora ha hecho realidad un aparato que
succiona las partículas de sustancias orgánicas e inorgánicas que se encuentran
en suspensión en el aire (denominadas material
particulado: PM, por sus siglas en inglés) y las elimina.
Ángel Benjamín Gutiérrez
Cureño, profesor del programa de
Ingeniería Mecatrónica y responsable del Laboratorio de Manufactura Avanzada de
la máxima casa de estudios de la entidad, es el inventor principal del Dispositivo de ambientación iónica y rayos
UV para la disminución de contagio aerotransportado de virus covid-19, que
permite obtener un aire limpio, seguro y cargado de más oxígeno en espacios
cerrados y abiertos.
Al detallar el funcionamiento del aparato, el
líder del proyecto señaló que “el dispositivo succiona el material particulado
del ambiente a una cámara cerrada por medio de separación ciclónica; el aire es
ionizado y las partículas en la cámara son sometidas a rayos ultravioleta de
onda corta para eliminar el virus y cualquier otro microorganismo vivo
atrapado”.
Añadió que el material particulado “es atrapado
gracias a que se generan electrones que cargan los átomos de una corriente de
aire negativamente generando ionización ambiental negativa; esta corriente
cambia de manera muy acelerada la carga eléctrica del virus y cualquier otro
material particulado, desde un PM1.0 hasta un PM10, y de manera acelerada las
partículas se vuelven pesadas al unirse entre sí y son atrapadas y precipitadas
al suelo”.
Además, la corriente de aire con ionización
ambiental negativa es expulsada hacia la habitación o algún lugar abierto,
liberando del ambiente no sólo el virus SARS-CoV-2, sino también otras
sustancias, como bacterias, hongos y alérgenos, apuntó Gutiérrez Cureño.
La importancia de un
dispositivo de ambientación iónica y rayos UV
El pasado 27 de abril, el semanario Nature Research dio a conocer el
estudio Aerodynamic analysis of
SARS-CoV-2 in two Wuhan hospitals, realizado durante febrero y marzo de
2020 por un grupo de investigadores liderado por Yuan Liu, Yu Chen y Ming Guo,
de la Universidad de Wuhan, y Zhi Ning, de la Universidad de Hong Kong, en los
hospitales Renmin y Fangcang y áreas públicas de la ciudad considerada como el
foco inicial de la infección.
Los virólogos instalaron trampas de aerosol
dentro las instalaciones y en el perímetro de los centros médicos, y encontraron fragmentos de material genético
del virus SARS-CoV-2 flotando en el aire de un espacio interior donde se
concentran bastantes personas y en las habitaciones donde el personal médico se
quita la ropa de protección.
La cuestión de la facilidad con la que el nuevo
coronavirus puede mantenerse en el aire —investigadores de Canadá, Estados
Unidos, Finlandia y Japón han dicho que algunas partículas nanométricas pueden
durar en el aire durante tres horas—ha sido un tema de debate hasta el momento,
y este estudio parece ser una prueba suficiente de que tiene esta capacidad, al
margen del grado de contagiosidad que tengan las microgotas que quedan flotando
en los ambientes cuando las personas respiran, estornudan, tosen o hablan.
“Lo que buscamos con este dispositivo —indicó
Ángel Benjamín Gutiérrez Cureño— es mantener un aire libre del virus. Queremos evitar el contagio del virus por
aerosol, y al hacerlo estaremos salvando la vida de muchas personas, sobre
todo de las que están más en riesgo: los trabajadores del sector salud. Creemos con firmeza que si salvamos la vida
de sólo una persona, esto ya valió la pena”, apuntó.
Originalmente, agregó, el Dispositivo de
ambientación iónica y rayos UV para la disminución de contagio aerotransportado
de virus covid-19 se diseñó para disminuir la contaminación ambiental por CO2 y
otros contaminantes, y ser instalados en paradas de autobús y áreas
residenciales para reducir las enfermedades por contaminación y alergias. Pero a raíz del virus SARS-CoV-2, que provoca la
enfermedad covid-19, en enero 2020 modificamos el diseño y lo orientamos a
eliminar virus y gérmenes, subrayó.
Hemos diseñado dos modelos del dispositivo: el SAFE AIR 0100, que tiene una altura de
tres metros, está pensado para ser instalado en espacios grandes, como pasillos
de hospital, áreas de primera línea de defensa de pacientes covid, salones de
conferencias, parques, áreas residenciales, supermercados y otras; y el SAFE AIR I200, que mide 1.6 metros, para
ser instalado en espacios hospitalarios cerrados, como áreas de cirugía,
atención a pacientes covid, salas de espera, cambiadores del personal médico,
áreas de recuperación y otras, así como en restaurantes, supermercados,
oficinas y hogares, destacó.
“La idea del dispositivo me surgió en 2019, en
octubre. Nació de la inquietud de un fenómeno físico/electromagnético, el
llamado Efecto Foehn, que sucede en
diferentes lugares del planeta, donde se han presentado cambios de
comportamiento, estado de salud y purificación ambiental natural con presencia
de ambientación iónica. Pensé que si bien existen unas condiciones iónicas que
perjudican al ser humano, hay otras que no… y me dediqué a investigar esas
condiciones positivas, que me llevaron a las condiciones iónicas con aplicación
de cambio de polaridad de partículas volátiles”, reveló.
“Con base en estudios previos —puntualizó—, puedo afirmar que el dispositivo no afecta
al ser humano, sino que por el contrario: acarrea grandes beneficios a la
salud”.
Trabajo en equipo: la clave
del éxito
El dispositivo es creación de investigadores y
alumnos de la Universidad de Sonora: además de Benjamín Gutiérrez, quien tuvo la idea y realizó su diseño
preliminar, han participado como inventores Jesús Horacio Pacheco Ramírez, docente de Ingeniería en
mecatrónica, así como Martha Paola Nájar Herrera, Aydin Nirvana Mendívil Lara y Diego Alonso
López Romero, estudiantes de la carrera, quienes han participado en la
invención a detalle de los productos.
Como colaboradores para las pruebas funcionales
del dispositivo han intervenido Paul
Zavala, del Departamento de Ingeniería Química y Metalurgia; Jorge Hernández López, Daniel Eduardo
Coronado Molina y Álvaro Santos Romo, investigadores del Centro de
Investigaciones Biológicas del Noroeste, S.C. (Cibnor), y Francisco Ortega y Martín Alcaraz, de la empresa Metrópolis.
Gutiérrez Cureño mencionó que “desde que inició
la cuarentena hemos trabajado de 10 a 14 horas diarias. No hemos parado. Y es
importante mencionar que hemos hecho el trabajo de dos años de investigación en
sólo tres meses. Estamos 100%
concentrados en terminarlo a la brevedad porque estamos seguros que ayudaremos
a salvar vidas: el virus viene a pegarnos de manera inminente, y si lo
comparamos con una guerra, nosotros participamos como soldados e inteligencia
para eliminar al enemigo”, ilustró.
En el propósito de replicar los fenómenos
físico/electromagnéticos de manera artificial con una máquina o dispositivo
realizamos una búsqueda de investigaciones previas y posible propiedad
intelectual. Al percatarnos de que no se tiene registro a nivel internacional
de un dispositivo dirigido a gérmenes y virus con esta potencia, procedimos a solicitar la patente del
dispositivo, que obviamente está respaldada por la Universidad de Sonora. Y
con el número de solicitud MX/a/2020/003978,
acentuó.
Gutiérrez Cureño indicó que se encuentran en la última fase de pruebas, “que se realizarán una vez
autorizado nuestro protocolo en áreas del hospital Clínica 14 del IMSS”. Una
vez liberadas nuestras pruebas finales, agregó, generaremos los reportes y
evidencias necesarias para la comunidad científica y Sector Salud.
“Es la manera profesional de hacerlo, hemos mantenido esto en el mayor
hermetismo los últimos tres meses porque no queríamos lanzar una falsa
expectativa ya que no tenemos registro de un dispositivo similar a nivel internacional;
sin embargo, la semana pasada ya hemos
tenido cinco de cinco pruebas exitosas y la solicitud de patente. Creemos
que estos dispositivos pueden comercializarse a todos los niveles, pues tanto
el de aplicación para exteriores como el de interiores están diseñados para su
manufactura a gran escala”, recalcó.
Salvar el mayor número de
vidas por contagio aéreo: nuestro objetivo
Quiero agradecer el apoyo del rector de la
Universidad de Sonora, Enrique Fernando
Velázquez Contreras; del jefe del Departamento de Ingeniería Industrial, Guillermo Cuamea Cruz, y del director
de Investigación y Posgrado, Enrique
Robles Zepeda, quienes han sido pacientes, flexibles y conscientes de la
labor que estamos desarrollando en el interior de la institución. Nos han brindado
desde recursos para materiales, comida y transporte, hasta todo tipo de
facilidades para sacar este proyecto adelante a la mayor velocidad posible,
compartió responsable del Laboratorio de Manufactura Avanzada.
“El aislamiento de cuarentena y los movimientos
sociales que ha originado la pandemia covid-19, han dado lecciones en muchos
sentidos: en la educación, comercio, transporte y seguridad biológica. Y esto
no es la excepción, el desarrollo acelerado y la unión de voluntades
administrativas y científicas de las IES públicas y centros de investigación
privados a nivel nacional tienen que dejar una lección positiva: que debemos sacar el mejor partido para el
futuro de la investigación aplicada”, dijo.
Confesó que la principal lección aprendida en lo
personal ha sido el trabajo en equipo, y
estar sorprendido por todo lo que se puede lograr cuando se tienen personas
entregadas, comprometidas, inteligentes, valientes ante un posible contagio,
y todos con la mira puesta en la misma meta y objetivo, que es salvar el mayor
número de vidas por contagio aéreo, y que debemos terminar los dispositivos en
tiempo récord y sin descanso, porque el virus SARS-CoV-2 no descansa ni se
detiene.
Al finalizar este proyecto trabajaremos en las versiones que colaboren
en reactivar la economía, como son disminuir el contagio por aerosol en medios
de transporte, como autobuses, trenes y ambulancias, así como en fábricas,
maquiladoras, centros de atención al cliente, y otras empresas, concluyó.


