Utilizar pantaloncillos y playera de color azul le va bien a La Máquina en la Copa Liertadores y ayer derrotó por marcador de 4-0 al Táchira de Venezuela en su cancha.
Para La Máquina los complejos que sufre en la liga local no existen en competencias internacionales. Sumar de a tres puntos en casa parece fácil para los dirigidos por Enrique Meza.
El Táchira de Venezuela aún no aprende las lecciones que se le impartieron en la época en que se jugaba Pre-Libertadores y mostró un pobre desempeño futbolístico en la capital mexicana.
Alinear a diez mexicanos en la justa sudamericana parecía una apuesta arriesgada para el equipo de casa, pero la armonía en las líneas y el control del medio campo demostró que la descisión fue acertada.
Javier Aquino tenía una prueba complicada frente al Táchira. Con la confianza de iniciar el partido, debía de enseñar a su entrenador que sus dotes técnicos no sólo aparecen cuando entre de cambio y desde los primeros minutos ya se podía contar entre los mejores del partido.
Sólo fueron 18 minutos los que resistió el Táchira con su arco en cero. Tras una simulación de falta de Aquino dentro del área, Adrián Cortés aprovechó la pena máxima para vencer por primera ocasión el arco de Robert Alexander Rivas.
El gol del mexicano inauguró el marcador en el primer tiempo y dejó una sensación que en el complemento la cuenta podía aumentar para los de casa.
Los venezolanos salieron con la misma propuesta defensiva al segundo tiempo, sin intenciones de lastimar a su rival y a la espera de contabilizar los goles menos posibles en contra. El Táchira no tuvo mucha ambición.
El esquema del técnico Jaime de la Pava volvió a fallar y al minuto 54, Edixon Perea encontró un espacio cerca del área para ampliar la cuenta de los azules, con un disparo el 2-0 se iluminó en el electrónico.
Con el marcador a favor y el contrario sin muestras de reacción, Enrique Meza decidió preparar las espadas para darle la estocada final al equipo venezolano. Christian Giménez y el brasileño Maranhao entraron a aumentar las revoluciones en el campo.
En cinco minutos, Maranhao cumplió su tarea y con un pase a Javier Orozco ayudó a que el Cruz Azul festejara el 3-0.
La ambición de Meza no se sació con la triada de goles y envió a Emmanuel Villa para refrescar el ataque.
En la primera jugada que tuvo, el argentino liquidó a su rival y marcó el 4-0 para la casa.
Así las cosas, el uniforme de color azul le va bien a La Máquina en la Libertadores y con el contundente marcador, la posibilidad de reverdecer viejas glorias aumentan para los de Enrique Meza.


