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InicioDeportesVíctor Guzmán, el niño del barrio levanta la mano

Víctor Guzmán, el niño del barrio levanta la mano

CIUDAD DE MÉXICO.

 

En el Instagram story de Víctor Guzmán, el 10 de
noviembre, un día después de jugar contra el Atlas en el Estadio Jalisco, había
un video en el que se veía al goleador mexicano de la Liga MX correteando la
pelota en un llano, rodeado de varios muchachos de su edad y encima de la
imagen había una leyenda: “Tonalá, su barrio”.

 

Yo era del barrio, todavía soy niño del barrio, que le
gusta jugar canicas, trompos, echar la reta, estar en la esquina de mi casa”,
señala Víctor Guzmán a Excélsior antes de embarcarse a Argentina, donde jugará
dos partidos con el Tricolor frente a la Albiceleste.

 

Guzmán es uno de los jóvenes que más destaca en la Liga
MX al ser el mexicano más productivo en el ataque, con nueve tantos. El chico
de 23 años quería ser del Atlas y después lo intentó en Chivas. No se le hizo
en ninguno de los dos equipos y tuvo que dejar su tierra para recalar en el
Pachuca, el mayor vivero de futbolistas mexicanos en los últimos años, donde
estalló.

Con los Tuzos, Guzmán se estrenó en Primera División y
llegó a la Selección Mexicana. Fue el técnico Diego Alonso uno de los que se
fijó en el muchacho que tenía gusto por los tatuajes y que de niño se ganaba la
vida vendiendo tortillas en una bicicleta.

 

Siempre me ha gustado traer dinerito en mi bolsa,
depender de mí mismo, ayudar a mi familia. ¡Claro que sí! Eso siempre. Todo eso
lo hacía desde pequeño. Me tocó vender tortillas en una bicicleta, vender
chicles, papas, cosas que pasaron en mi adolescencia y que me ayudaron a ser lo
que soy ahora”, cuenta el exjugador de Chivas.

 

Primero vendía chicles y papas, porque quería dinero para
comprarme canicas y jugar maquinitas, trompos. Lo de las tortillas fue porque
mi mejor amigo y yo salimos en busca de trabajo, se dio que nos dieron un
trabajo de repartidor de tortillas en una bicicleta. Ellos nos daban el kilo en
ocho pesos o nueve pesos y nosotros la dábamos un peso más cara, pero nosotros
las teníamos que ir a dejar hasta la puerta de las señoras”, cuenta el goleador
más enrachado de la Selección Mexicana.

 

Ya teníamos nuestra clientela, se las llevábamos
calientitas hasta su casa. Con eso, las señoras ya se evitaban la pena de salir
a la tortillería”, narra el originario de Tonalá, Jalisco.

 

En esa época tenía entre 14 y 15 años. La bicicleta era
de mi familia, le metí una caja en la que le cabían 20 kilos y al día vendíamos
como 80 kilos. Soy de familia grande y del barrio de donde soy mucha gente me
conocía. Sabía qué gente la compraba ahí y se las llevaba”, agrega el Pocho,
uno de los dos convocados por los Tuzos.

 

Guzmán salió a préstamo de Chivas al Pachuca, sin opción
de compra. El deseo por Rodolfo Pizarro hizo que el Guadalajara lo incluyera en
una transacción. Lo cierto es que el corazón del Pocho primero fue rojinegro,
porque desde pequeño vio desfilar a los jóvenes que querían algún día debutar
en la Academia.

 

Mi papá es mecánico, es lo que siempre le ha gustado. Es
chofer y mecánico. Mi mamá también trabajaba, vendía frutas y lonches a los
jugadores del Atlas, ahí tenía su puesto afuera de la escuela del

Atlas y ahí también salía un dinerito”.

 

Sin Hirving Lozano, baja por lesión para los juegos
contra Argentina, Guzmán alza la mano a nombre de la nueva generación que
quiere destacar en el Tricolor.

 

Es un hecho que los jóvenes queremos demostrar que
podemos representar bien a México. Dentro y fuera de la cancha soy el mismo de
siempre, un chamaco de barrio”.

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