Roswell
Baumgartner logró controlar el descenso y evitar caer en barrena, lo que le podría haber llevado a perder la consciencia o sufrir una hemorragia cerebral en casos de girar de forma descontrolada.
Baumgartner viajaría a velocidad supersónica durante alrededor de un minuto antes de llegar a una parte más densa de la atmósfera que frene su velocidad.
La caída libre de Baumgartner fue de cuatro minutos y 20 segundos, mientras que en total requerirá alrededor de unos 15 minutos en tocar suelo si se contabiliza su descenso en paracaídas.
El aventurero austriaco, que se prepara desde hace cinco años para esta misión, quiere romper cuatro récords: ser el primero en superar la velocidad del sonido (más de mil 100 kilómetros por hora) sin ayuda mecánica; realizar el salto con paracaídas desde más altura; protagonizar la caída libre más larga y subir en globo al punto más alejado de la tierra.
Con seguridad hasta ahora ha batido dos: el salto con paracaídas desde más altura y la ascensión en globo al punto más alejado de la tierra.
Su principal asesor es el poseedor del récord del salto en paracaídas desde mayor altitud: Joe Kittinger, de 84 años, que se arrojó en 1960 cuando era miembro de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos desde una altura de 31 mil 333 metros.
La velocidad de caída de Baumgartner será recogida por el instrumental que lleva en su traje presurizado y expertos independientes ratificarán si ha superado la velocidad del sonido.
«Queremos extender los límites de la humanidad un poco más», dijo Baumgartner horas antes de comenzar el desafío, arropado por su familia y amigos llegados desde Austria.
A los 19 kilómetros de altura se cruza la llamada línea de Armstrong, a partir de la que la presión atmosférica es tan baja que los líquidos hierven a temperatura corporal.
El salto coincide con el 65 aniversario de que un piloto, el estadounidense Chuck Yeager, rompiera por primera vez la barrera del sonido a bordo de un caza X-15 el 14 de octubre de 1947.