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Comienzan musulmanes mes de ayuno por el ramadán

Millones de musulmanes del mundo árabe comenzaron hoy el mes de ayuno
del ramadán con ilusión, pero sin dejar de estar pendientes del futuro
político y económico que les espera en una región convulsionada por las
últimas revueltas.

En El Cairo, donde la revolución que desbancó del poder a Hosni Mubarak
en febrero de 2011 llenó de incertidumbre las calles del país en los
meses sucesivos, se respira un ambiente festivo con algunas pinceladas
políticas.

Algunos puestos callejeros del popular barrio de Saida Zeinab muestran
carteles del nuevo mandatario egipcio, el islamista Mohamed Mursi, que
se ha propuesto devolver la estabilidad al país.

La vendedora Redamem Ismail reconoció a Efe que este año la gente parece
más dispuesta a celebrar por todo lo alto el ramadán y están gastando
más dinero en decorar sus hogares con los «fauanis» o farolillos típicos
de esta época.

«Este año están de moda los juguetes que representan a dibujos animados
como Bob Esponja. Son nuevos, y eso vuelve locos a los niños», destacó
Ismail, que admitió que los precios han aumentado.

Los farolillos de dibujos animados están por todas partes en este
mercado, que también ofrece una variada selección de frutos secos y
postres.

«El dátil es algo básico en ramadán y, por eso, lo más caro. No toda la
gente compra orejones, nueces o pistachos como yo», confesó a Efe la
egipcia Taisir Mahmud, mientras se paseaba por las tiendas ambulantes.

La preocupación por los precios de los alimentos es una constante en
esta festividad, puesto que los fieles rompen su ayuno con el «iftar» y
terminan las horas del desayuno con el «sohur»: dos comidas en las que
se preparan banquetes de platos típicos.

Un momento especial es también la oración del «tarauih», que se celebra
una hora después de la ruptura del ayuno y que llena las mezquitas de
creyentes, quienes deben abstenerse de comer, beber, fumar y practicar
el sexo desde la salida hasta la puesta del sol.

Considerado uno de los cinco pilares del islam, el ayuno ha de ser
cumplido por todo musulmán, excepto las mujeres embarazadas, los
enfermos, los niños y los viajeros.

El conflicto en Siria marcará sin duda este mes en el Estado árabe,
donde los combates entre las fuerzas leales al régimen y los rebeldes
mantienen en vilo a sus ciudadanos.

La división del país se ha puesto de manifiesto antes incluso del
comienzo del ramadán, ya que mientras que la televisión oficial anunció
ayer que el inicio del ayuno sería mañana, sábado, la oposición ha
decidido comenzarlo hoy, siguiendo a otros países de la región.

En el vecino Líbano, los habitantes celebran también divididos esta
festividad musulmana que tiene como trasfondo la presencia de refugiados
sirios, la crisis económica y el miedo a la desestabilización por la
crisis en Siria.

Además, las diferencias de criterio hacen que el ramadán empiece hoy
para los suníes y mañana para parte de los chiíes libaneses, que se
guían por la fecha inicial fijada en Irán, de mayoría chií.

Las protestas políticas y la economía preocupan a los jordanos, que este
año afrontan el ramadán con la vista puesta en la inflación, que ha
hecho que muchos no puedan permitirse celebrar el mes de ayuno como
otros años.

En Arabia Saudí, el mes está marcado por las altísimas temperaturas, que
según las previsiones excederán los cincuenta grados centígrados, y por
el gran número de horas de abstinencia, ya que al ser en verano el
ayuno se extiende desde las 04.00 hora local (01.00 GMT) hasta las 19.00
horas (16.00 GMT).

Debido a las duras condiciones meteorológicas, los saudíes, que pueden,
eligen pasar el ramadán fuera de su país y viajan a lugares con un
verano más suave.

Los iraquíes viven este año su primer ramadán sin presencia militar
estadounidense desde 2003, tras la retirada de las tropas en diciembre
pasado.

Mientras que los suníes de Irak iniciarán el ayuno mañana, las autoridades religiosas chiíes aún no han anunciado su comienzo.

Durante estas fechas, los iraquíes suelen jugar al «Mhibes», en el que
los hombres, divididos en dos equipos, compiten para encontrar un
anillo.

El anillo lo esconde el miembro de uno de los equipos en su puño y los
rivales tiene que averiguar quién lo tiene, observando las manos de sus
contendientes y sus caras.

Gana quien es capaz de esconder el anillo en su mano sin que el otro
equipo lo adivine y al final del juego los rivales se juntan para comer
dulces, generalmente los típicos «baklava».

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