Uno de cada diez niños en Haití es víctima del peor sistema de trabajo forzado, según denunció ayer la Organización Internacional del Trabajo (OIT) desde su sede principal en Ginebra.
La OIT hizo una evaluación de un proyecto que lanzó el pasado diciembre para la eliminación del trabajo infantil en Haití, con apoyo de Estados Unidos y Brasil.
Con 225 mil niños trabajadores, principalmente niñas entre 5 y 17 años, el trabajo infantil
–equivalente a una forma de esclavitud moderna– es una práctica muy extendida en Haití y que aumentó aún más desde el terremoto que dejó más de 200 mil muertos en la isla.
El sistema más frecuente de trabajo forzado de niños fue originalmente concebido para enviar a los menores a vivir en las ciudades con parientes en mejor situación económica para recibir educación y progresar.
Sin embargo, la idea inicial se ha desnaturalizado hasta tal punto que han pasado a ser esclavos modernos con una media de entre diez y catorce horas de trabajo diario en tareas domésticas, a lo que se suma de manera general un trato abusivo que en ciertos casos llega a la explotación sexual, señaló la OIT.
Esos niños son llamados en lengua creole restavek, y junto a ellos se ha expandido el número de “intermediarios” que cobran por reclutarlos.
“El sistema de restavek es sin duda la peor forma de trabajo forzado infantil en Haití y ha continuado empeorando. Sus víctimas son invisibles y vulnerables a toda forma de explotación”, señaló la OIT.