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Italia pone maridos en renta

El último grito de la moda en Italia en estos tiempos de crisis se llama “Maridos en Renta”, una empresa fundada únicamente por hombres que bajo este nombre son solicitados para hacer todas esas cosas que, por falta de tiempo o de pericia, las mujeres no desean llevar a cabo.

Así, si en casa hay cosas pendientes como podar el pasto, colgar un cuadro, arreglar el cajón del clóset que hace meses está descompuesto o detener esa gota que sale continuamente del fregadero, puede llamarse a uno de estos hombres que toda su vida han sido aficionados al “hágalo usted mismo” y que decidieron que de sus habilidades caseras podían obtener dinero extra.

La idea la inició en 2007 Giampiero Cerizza, un hojalatero de 59 años habitante de Monza (ciudad cercana a Milán), quien se inventó una profesión explotando su pasión por las cosas manuales de casa.

“Comencé haciendo pequeños trabajos en casa, ayudando a las esposas de los conocidos y a señoras solas de mi zona. Me ofrecía también para ir a pagar los recibos de los diversos impuestos o como chofer para ir al supermercado”, señala Cerizza, y asegura que desde un principio entendió que lo que estaba haciendo podía funcionar como un verdadero trabajo, sobre todo cuando las llamadas a su celular ya no dejaban de sonar para pedirle alguna ayuda, incluso fuera de Monza. Su fama había trascendido.

Así, cuenta Cerizza, surgió la idea de crear una verdadera y propia sociedad de hombres que pudieran hacer un poco de todo, de la que en el lapso de dos años los “Maridos en Renta” se han extendido a otras 18 ciudades italianas (además de Milán), entre las que se encuentran Roma, Florencia y Turín.

“En un principio, sólo para Lombardía (donde Milán es la capital) recibíamos un centenar de llamadas por semana y desde que explotó la crisis, las llamadas también son de hombres que quieren formar parte de nuestra red, éstas aumentan cada vez más cada mes”, cuenta el ex hojalatero.

De hecho, la escuadra de maridos suplentes está compuesta sobre todo de plomeros, electricistas, artesanos, carpinteros y jardineros, pero también de pequeños empresarios que, para combatir la crisis, se fueron encontrando con el hecho de que tenían que dividir su tiempo y dedicarse a un segundo trabajo.

Es el caso, por ejemplo, de Marco Gallo, casado y con dos hijos que desde hace unas semanas es también uno de los “Maridos en Renta” en la zona norte de Milán.

“Yo trabajo como plomero desde hace 30 años, pero con la crisis que parece que no se quiere ir, uno tiene que buscar otras entradas para poder terminar las cuentas del mes”, explica Gallo, quien asegura que sus demás compañeros han tomado la opción de “Maridos en Renta” como una segunda opción de trabajo.

Sólo en Milán, los “Maridos en Renta” están divididos por zona y la tarifa que tienen es de 20 euros por hora.

“Durante ese tiempo estamos a la completa disposición; es decir, podemos hacer de todo, no sólo una cosa por vez”, explica Alessandro Cogliandro, experto en carpintería.

“En estos años me han pedido hacer de todo, desde armar muebles, poner focos, limpiar sótanos, pintar departamentos y podar el pasto del jardín.”

Sin embargo, un “Marido en Renta” no es sólo para trabajos de mantenimiento, sus servicios se pueden solicitar para trabajos más especializados como el de rehacer una instalación eléctrica o como verdaderos asesores para llamar a expertos y profesionales de confianza, sin el temor de que llegue cualquiera sólo a pedir dinero sin resolver realmente el problema.

“Son sobre todo las señoras más grandes las que nos piden este tipo de asesorías para arreglar los desperfectos en general”, explica Mario Bellini, de 45 años, quien además de ser un “Marido en Renta” de la zona oeste de Milán, trabaja como asesor. “Las señoras nos dicen que es un alivio saber que pueden tener un punto de referencia que piensa en todo.”

No sólo mujeres solas

Sin embargo, y para sorpresa de muchos, no son sólo mujeres solas o mujeres ancianas quienes solicitan los servicios destinados a “los hombres de la casa”, como podría pensarse. De hecho, en los últimos tiempos, cada vez más mujeres casadas utilizan los servicios de los “Maridos en Renta”, pues sus verdaderos maridos no son muy hábiles para las actividades del hogar.

“La verdad es que también hay mujeres que a pesar de estar casadas, nuestros maridos no son tan hábiles para armar muebles o para arreglar cualquier desperfecto, así que si hay alguien que venga con toda su experiencia a hacerlo, me parece maravilloso”, confiesa Angela Cirone, una ama de casa que ha utilizado los servicios de los “Maridos en Renta” un par de veces el último mes.

“Además algo que yo valoro muchísimo es pedir que te arreglen cualquier cosa sin la necesidad de tener que pelear antes para que se haga o perder tiempo en convencer que el trabajo es necesario en la casa. Los “Maridos en Renta” también pueden ahorrarnos discusiones inútiles con nuestras parejas”, dice Angela y opina que ésta es una de las mejores ideas que se han inventado.

Otra mujer, quien prefiere mantener el anonimato, asegura que el servicio de los “Maridos en Renta” lo ha utilizado muchas veces el último año.

“Yo uso el servicio desde hace más de un año y la verdad es que me encuentro súper bien. Me han ayudado a poner repisas, a pintar la cocina y, sobre todo, sin quejas. La verdad es que mi marido no es capaz de hacer estos trabajos, así que nos simplificamos la vida.”

Al alcance de internet

Con sólo un clic, todas aquellas (y aquellos) que pudieran necesitar un “Marido en Renta” pueden reservar al “marido” más cercano para que les haga un servicio en específico.

Actualmente, a cinco años de haberse creado la empresa, el promedio de solicitudes por semana es de 200, donde más de 90 “Maridos en Renta” se la pasan resolviendo problemas en las casas de casi todas las regiones italianas.

De acuerdo con las cifras más actuales, 85 por ciento de las peticiones de ayuda proviene de mujeres, mitad solteras y mitad casadas. El otro 15 por ciento corresponde a hombres que, con tal de no hacer ellos mismos algunas cosas, han decidido ceder un poco de espacio a quien sí gusta de hacer los trabajos manuales en casa.

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