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Dawn Sutherland dejó todo para ayudar a las mujeres y niñas de Ghana

En 1997, Dawn Sutherland se convirtió en una estudiante voluntaria para Crossroads África. Pasó tres meses en Ghana, donde ayudó a construir una escuela y trabajó con los niños y las personas de la aldea. Esta experiencia cambió su perspectiva vital por completo.
En 2014, Dawn decidió dejar su carrera corporativa y mudarse de Los Ángeles, Estados Unidos, a Kumasi, Ghana. El cambio radical surgió con el objetivo de crear una organización sin fines de lucro para empoderar a mujeres y niñas a través de la educación.
La organización se llama Bridge-To-Africa-Connection. Gracias a esta, Dawn es mentora de 12 niñas jóvenes que han logrado cambiar sus vidas.
La educación: tan necesaria como inaccesible
Para Dawn, la educación es la única manera de salir de la pobreza. Sin embargo, muchas familias no pueden acceder a ella.
Si bien la escuela primaria en Ghana es gratuita, los estudiantes tienen que pagar costos suplementarios de entre 12 y 29 dólares. La mayoría de los padres ganan 2 dólares al día y no pueden afrontar este costo, lo que resulta en que los niños terminen sin educación y sin actividades durante el día.
Dawn busca cambiar esta realidad, enfocándose en las niñas y ayudándolas a creer en ellas mismas, a estudiar y a concretar sus sueños.
Las niñas del domingo por la mañana
The Sunday Morning Girls (o «las niñas del domingo por la mañana» en español) son doce niñas que visitan a Dawn los domingos por la mañana para trabajar en su escritura, el vocabulario inglés, las habilidades para hablar en público y la confianza.
Cuando las conoció, eran niñas dóciles y tímidas. Ahora han desarrollado confianza, tienen el sueño de ir a la universidad y construir sus casas.
Una de ellas, Chelsea, tiene claro que quiere ser diseñadora de modas. Al ser la más grande de sus hermanas, tiene que hacer muchas tareas en su hogar, como limpiar la casa y cocinar para toda su familia. Es por eso que Dawn la alienta a que pueda seguir creando sus propios diseños de moda, a pesar de sus circunstancias.
Justlina es otra de las chicas con las que Dawn trabaja. Desde los 6 años, Justlina no oía bien y eso le generó problemas en la escuela. La situación de Justlina se mantenía así porque sus padres no tenían el dinero para enviarla al médico.
Pero con 27 dólares que Dawn le dió a su madre, Justlina visitó al médico y el bloqueo que tenía en el oído se solucionó con unas gotas.
En dos semanas, Justlina volvió a oír y avanzó en el aprendizaje escolar de forma significativa; su vida cambió para siempre y pudo pasar a la escuela secundaria.
Para estas niñas, como vimos, Dawn no solo es una maestra: es una madre que contiene, alienta y ayuda a las niñas a cambiar su realidad y creer en sus sueños.
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