La escritora Guadalupe Loaeza decidió no volver a publicar “El caballero del Titanic” (Aguilar), al no encontrar evidencias del acto heroico atribuido a Manuel Uruchurtu.
Escribió la novela, admite, con base en el testimonio de Alejandro Gárate Uruchurtu.
“(Él) lleva 30 años alimentando la leyenda sin un solo papel”, asegura Loaeza.
De los ocho mil ejemplares del tiraje inicial, poco más de la mitad se han vendido. Aunque los libros no serán retirados de circulación, la autora no participará más en su promoción.
Pero Gárate Uruchurtu, quien arma el prólogo y cobra un porcentaje de las regalías, advierte que hay un contrato vigente a cinco años.
“La editorial tendrá que llegar a un acuerdo conmigo y con ella porque hay derechos autorales registrados, si ellos me liberan esto, se puede llevar a otra casa editorial”.
Hubo intentos por parte de Aguilar, acusa, de excluir su prólogo de la edición con el argumento de adelgazar el libro, que casi alcanza las 300 páginas.
“(Cuando) realmente deciden meter mi prólogo y sin variar nada (…) es cuando les dije (si) no va mi prólogo y no estoy dentro de esto, retiro toda la información de Uruchurtu y no autorizo que se publique absolutamente nada”, dice.
Loaeza admite que siempre tuvo dudas y que fue un error no
consultar más fuentes, incluido al biógrafo de Elizabeth Ramell, Dave Bryceson, quien ha refutado el acto heroico.
Escribió la novela, admite, con base en el testimonio de Alejandro Gárate Uruchurtu.
“(Él) lleva 30 años alimentando la leyenda sin un solo papel”, asegura Loaeza.
De los ocho mil ejemplares del tiraje inicial, poco más de la mitad se han vendido. Aunque los libros no serán retirados de circulación, la autora no participará más en su promoción.
Pero Gárate Uruchurtu, quien arma el prólogo y cobra un porcentaje de las regalías, advierte que hay un contrato vigente a cinco años.
“La editorial tendrá que llegar a un acuerdo conmigo y con ella porque hay derechos autorales registrados, si ellos me liberan esto, se puede llevar a otra casa editorial”.
Hubo intentos por parte de Aguilar, acusa, de excluir su prólogo de la edición con el argumento de adelgazar el libro, que casi alcanza las 300 páginas.
“(Cuando) realmente deciden meter mi prólogo y sin variar nada (…) es cuando les dije (si) no va mi prólogo y no estoy dentro de esto, retiro toda la información de Uruchurtu y no autorizo que se publique absolutamente nada”, dice.
Loaeza admite que siempre tuvo dudas y que fue un error no
consultar más fuentes, incluido al biógrafo de Elizabeth Ramell, Dave Bryceson, quien ha refutado el acto heroico.


