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Llevan escuela a los basureros; niños en pobreza extrema

De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la
Infancia (Unicef) en México 3.6 millones de niños, niñas y adolescentes, entre
los 5 y 17 años de edad, están trabajando, mientras que la tasa nacional de
analfabetismo registrada en 2015 en la población en edad escolar fue de 5.7%.

 

Rocío tiene 12 años de edad y no sabe leer ni escribir,
sólo sabe contar del 1 al 10, y lo sabe por la necesidad de comprar un refresco
y un pan para comer. Sus hermanas Rosy y Perla, de 11 y 6 años,
respectivamente, se encuentran en las mismas condiciones.

 

Rocío y sus hermanas son hijas de doña Rosa Acosta, de 47
años, una de las 170 pepenadoras en la zona de Las Escalerillas, en
Chimalhuacán, Estado de México. Ella lleva trabajando 15 años separando basura
para después venderla: “Venimos a trabajar separando basura, todo el día nos la
pasamos aquí, recogiendo el material para vender”.

 

Doña Rosa y su esposo don José, de 55 años, jamás han
registrado a sus hijas, por lo que no cuentan con documentos de las menores, y
aunado a eso tampoco tienen los recursos para comprarles uniformes y útiles
para ir a una escuela. “No teníamos el recurso para anotarlas en la escuela, y
pues nunca las registramos, porque cuando nacían nos salíamos corriendo de los
hospitales para no pagar, y pues yo perdí mi acta hace mucho, entonces tampoco
tengo papeles”. 

 

Las tres pequeñas hoy aprenden a leer y escribir gracias
a un proyecto que beneficia a 550 niños en situación de extrema pobreza en el
Estado de México.

 

“Hay una situación de vulnerabilidad muy alta porque son
niños cuyos padres trabajan en la recolección de basura y siempre está la
incógnita de qué pasa con los niños cuando se van de la escuela. Se quedan en
un ambiente muy hostil donde hay riesgo latente de muchas situaciones
adversas”, apuntó María Fernanda Méndez, directora en México de la Fundación
Internacional María Luisa de Moreno.

 

Sobrevivencia

 

El proyecto, organizado por la Fundación para la
Asistencia Educativa y la Fundación Internacional María Luisa de Moreno, lleva
a estas tres hermanas y otros 15 pequeños del basurero a la escuela.

 

“Desafortunadamente vienen de familias que no se han
educado, que han sobrevivido con empeño, entonces el papá del papá, que ahora
es el abuelo, fue pepenador; yo soy pepenador y mi hijo va a ser pepenador
porque no tengo los recursos. Lo que nosotros hacemos es tener un programa de
integración donde los niños coman bien, se nutran y se eduquen”, señaló Alan
Franco, coordinador de la Fundación para la Asistencia Educativa.

 

Carlos Paleta, de 48 años, creció entre la basura y
siempre se imaginó ser pepenador. Comenzó a trabajar en este oficio desde que
tenía 6 años y acompañaba a su mamá al relleno sanitario de Santa Cruz
Meyehualco.

 

“Me dedico al reciclado de residuos, que es la separación
de papel, cartón, lámina, cobre, bronce. No nada más yo, somos 400, 500
personas las que dependemos de todo esto”.

 

Los últimos datos de la Unicef señalan que, en 2014,
vivían en México 13 millones de niñas y niños entre los 6 y los 11 años de
edad, 11.5% de la población total del país. La mitad de ellos se encontraba en
situación de pobreza patrimonial (54.3%) y uno de cada cuatro (25.8%)
presentaba carencias en el acceso a la alimentación.

 

“Las familias sienten que como nacieron en un entorno de
pobreza, de marginación, los papás piensan que los niños se van a quedar así, y
es ahí donde la fundación interviene para darle otra perspectiva a los niños,
para que puedan tener un proyecto de vida y salir de ese círculo”, apuntó María
Fernanda Méndez.

 

Madre soltera

 

Yanet Muñoz es madre soltera, tiene 28 años y tres
pequeños de 12, 10 y 5 años. Para mantenerlos y cuidarlos decidió dedicarse a
separar la basura, ya que no tiene estudios y es un oficio que no requiere
horario. “Yo me separé del papá de mis hijos y vine; tendrá como cinco años que
trabajo aquí, el trabajo a veces es complicado con niños chiquitos”.

 

Por la mañana y parte de la tarde, los tres hijos de
Yanet van a la escuela y son alimentados mientras ella trabaja para pagar la
renta y solventar gastos.

 

Tres de cada diez madres son solteras en México. De
acuerdo con información del Inegi, 53% no tiene educación o su nivel escolar
máximo es la secundaria.

 

Entre máquinas, basura y desechos tóxicos crecían los
tres pequeños de Yanet, hoy estos niños forman parte del proyecto.

 

“Los niños no tienen atención de sus padres porque apenas
como trabajan en la pepena o trabajan mucho para muy poco, entonces no tienen
una atención padre e hijo. En ocasiones hay niños de seis cuidando a su
hermanito de un año, entonces el núcleo familiar no está”, comenta Alan Franco.

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