El punto de reunión era frente a la residencia oficial de Los Pinos, pero ésta fue blindada por
piquetes de granaderos, acantonados sobre Parque Lira, de modo que
integrantes de la marcha contra Peña Nieto, inquietos por el bloqueo
oficial, se agolparon afuera de la estación Constituyentes del Metro,
donde no lograban ponerse de acuerdo. Minutos después, sin embargo,
alguien avisó que autoridades del subterráneo les habían permitido
entrar de manera gratuita, y entonces la bandada empezó a saltar
torniquetes, seguido de un coro: “¡Metro popular, Metro popular!”
Jóvenes del movimiento #YoSoy132, sobre todo de la UNAM, así como de
otras organizaciones, habían acordado reunirse en el exterior de dicha
estación y de ahí caminar hacia Los Pinos, de donde partirían al Zócalo,
pero un puñado de ellos encontró el cordón policiaco y camiones
oficiales que bloqueaban la entrada a la residencia oficial. Por eso
allí mismo comenzaron a discutir sobre la estrategia y, mientras tanto,
escenificaron un performance y echaron labia contra el supuesto fraude en la elección presidencial y se lanzaron contra el IFE, Televisa y Tv Azteca.
Un orador de megáfono agradeció a las autoridades policiacas por las
facilidades prestadas, mientras una mujer madura regalaba tallos con
retoños de rosas a los granaderos.
—¡Nos van a abrir el Metro y nos juntamos en el monumento a la Independencia! —gritó el del megáfono.
Y se dirigieron hacia la boca del subterráneo, la mayoría en tropel; y
lograron pasar rápido, algunos con brincos y otros ladeando
torniquetes. “¡Metro po-pu-lar, Metro po-pu-lar!”, coreaban.
“¡Conexión-vía-Metro-po-pu-lar, ya-ya-ya!”
Y bajaron las escaleras y transitaron por cuencas de la línea
Barranca del Muerto-El Rosario, en cuyos carros y cavernas lanzaron
consignas —“la lucha sigue y sigue”, “¡gooooooya!”, “¡no a la
imposición!”, “¡alerta, alerta!”—, y emergieron en la siguiente
estación, Auditorio, y se unieron a Paseo de la Reforma, donde ya
esperaban compañeros de la misma formación y otras, incluyendo a
militantes de Morena, que aprovecharon para recabar firmas y solicitar
que se invalide la elección.
Proliferaban gritos y letreros en pancartas que arremetían contra
Peña Nieto, el PRI, el IFE y las dos principales televisoras. “Enrique,
asesino, no pisarás Los Pinos”, “Peña, chulada, te vas a la chingada”,
“Atenco vive, la lucha sigue”, “México sin PRI”, “El que ve un fraude y
calla, es cómplice”, “Estudiantes, sí señor, de lo bueno, lo mejor”,
“Ojo por ojo, diente por diente”, “PRI violó la Constitución”, “IFE robó
millones de votos”, “IFE a la mierda”.
Manifestantes de playeras guindas y negras lucían: IFE, cobarde,
corrige el pinche fraude”. Una pancarta con letrero, sin jactancia, era
blandida por una joven: “Sufragio con efectivo, no es elección”.
Ya en el Zócalo, desde el lomo de una camioneta, el escritor Paco
Ignacio Taibo advertía: “¡De aquí a septiembre vamos a ser su pinche
pesadilla!”.
