Los bebés que son amamantados durante sus primeros seis meses de vida, reducen el riesgo de padecer obesidad y sobrepeso en su crecimiento y desarrollo, señaló en entrevista con Excélsior Elina Alvarado de Luzuriaga, jefa de área de Atención Prenatal del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Detalló que a través de la lactancia materna exclusiva durante el primer medio año de vida, los nutrientes naturales de la leche materna, -que no contienen el nivel de azúcar de las fórmulas lácteas infantiles – favorecen una adecuada digestión y a su vez evitan que las células del cuerpo se llenen de grasa.
“La leche materna es el mejor alimento que puede recibir un recién nacido. Además, ayuda a que el intestino tenga una adecuada digestión de los alimentos que se van a consumir posteriormente. Entonces las células que están en el intestino reciben única y exclusivamente esos nutrientes que el bebé requiere.
“Entonces como el intestino está adaptado a una buena nutrición, estas células crecen sanas y fuertes, lo que quiere decir que no se ensanchan ni están llenas de grasa y por tanto se previene el sobrepeso, la obesidad y la desnutrición”, detalló.
De acuerdo a la UNICEF, en México casi el 8 % de las niñas y niños de cero a cinco años tiene sobrepeso y obesidad, pero esos niveles se disparan cuando los niños inician la etapa escolar.
Mauro Brero, jefe de nutrición de la Unicef en México explicó que cuando los menores de edad entran a la escuela, las cifras de sobrepeso y obesidad aumentan al 38 % y durante la adolescencia se incrementan al 41 %, lo cual, representa uno de los niveles de obesidad más altos en el mundo.