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¡Cuidado! Tomar agua de más te puede causar la muerte

MADRID

 

Las altas temperaturas conllevan avisos constantes sobre
la necesidad de hidratarse correctamente para evitar problemas eventuales. Sin
embargo, suele dejarse de lado el fenómeno contrario a la deshidratación: la
sobrehidratación.

 

Aunque la secretaria científica de la Sociedad Española
de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA), Andrea Calderón, reconoce a
Europa Press que “es menos común que haya una sobrehidratación”, esta también
puede acarrear peligros para la salud.

 

Es difícil que una persona se sobrehidrate, pero existe
la posibilidad cuando bebe más agua de la que necesita de forma prolongada”,
especifica la también dietista-nutricionista, que puntualiza que el riesgo de
sobrehidratación actualmente es más alto” debido a la fama que ha ganado el
beber mucha agua en dietas de adelgazamiento”.

 

La razón es que muchas personas creen que “así perderán
peso más rápido, evitarán la retención de líquidos o se deshincharán cuando se
sienten hinchados o pesados”, continúa la experta. Todo esto no es cierto. “La
ingesta de líquidos ayuda a evitar la retención de líquidos, pero beber de más
no va a hacer que nos deshinchemos más, y mucho menos que perdamos peso o
movilicemos grasa como es común leer en algunos ‘blogs’ no científicos”, alerta
Calderón, que cifra entre siete y nueve litros diarios la cantidad de líquido a
ingerir en un día para alcanzar la sobrehidratación.

 

Una persona no sólo puede sobrehidratarse con agua:
cuentan todos los líquidos. En concreto, productos fuentes de agua,
“especialmente algunos complementos deportivos o dietéticos o un consumo de
infusiones o té, incluyendo refrescos zumos…”, puntualiza Calderón. Eso sí, con
la alimentación es “demasiado improbable” sobrehidratarse, aunque se consuman
verduras o frutas cuya composición sea entre un 85 y un 95 por ciento agua.

 

LOS RIESGOS 

En primer lugar, es necesario destacar que estar
sobrehidratado “no debe suponer un peligro cardiovascular o metabólico porque
nuestro organismo tiene capacidad suficiente de filtrar y eliminar el agua
sobrante mediante la orina, las heces, la transpiración de la piel y el sudor”,
puntualiza la experta.

 

Calderón llama a la calma. “No debe cundir el pánico
porque en condiciones normales, aunque solamos beber agua muy a menudo, es
prácticamente imposible llegar a tener una patología derivada de beber
demasiada agua”, insiste.

 

No obstante, un consumo muy elevado de agua, considerado
como intoxicación por agua, puede derivar “en un riesgo cardiovascular,
especialmente en deportistas de élite o de alta competición o en personas con
trastorno de potomanía”, según Calderón, que son los grupos de riesgo en este
sentido. En este caso, “si la sobrehidratación es considerable, puede llevar a
un fracaso cardiaco e incluso la muerte”, sostiene la experta.

 

En cuanto a los síntomas, “a nivel físico, la persona
puede notar la sobrehidratación porque sienta calambres derivados de problemas
musculares y, si la complicación es mayor, problemas cardiacos. A nivel
cerebral, también puede causar estragos que se notarían en principio con
aumento de la presión intracraneal, cefaleas, náuseas, vómitos y malestar
digestivo en general. Además, la sobrehidratación, al igual que la
deshidratación, puede conllevar confusión mental, somnolencia o fatiga”, expone
Calderón.

 

El motivo para las consecuencias graves o la muerte hay
que buscarlo en el desequilibrio hidroeléctirco que se produce en el organismo
al beber de más. En este contexto, Calderón habla de la hiponatremia, una
afección que comporta un nivel bajo de sodio en sangre.

 

Técnicamente, sobrehidratación e hiponatremia no son lo
mismo, pero la hiponatremia es consecuencia de la sobrehidratación. Un exceso
de agua corporal deriva en un aumento del volumen del líquido intersticial, por
lo que se reduce la concentración de sodio al estar más diluido”, explica la
experta. Las consecuencias son “edema generalizado, problemas cardíacos y
renales en primera instancia”, enumera la secretaria científica de la SEDCA,
que agrega que en deportistas tiene una denominación especial: hiponatremia
asociada al ejercicio.

 

CÓMO SE TRATA 

Para paliar la sobrehidratación, la
dietista-nutricionista considera que lo primero que hay que hacer es acudir a
un médico para que lo diagnostique y paute el tratamiento acorde. “Habría que
restringir la ingesta de líquidos pautada por un profesional sanitario”,
especifica Calderón.

 

Normalmente, esta pauta es un máximo de un litro de
líquido al día. “Si la situación ha tenido complicaciones, puede necesitar
restringirse la ingesta de sodio para que el organismo tienda a retener una
mayor cantidad e, incluso, emplear diuréticos para la eliminación de líquidos”,
agrega la experta.

 

En general, el mensaje que ha de quedar claro es que el
organismo tiene un mecanismo adecuado que avisa de cuándo se necesita beber y
regula el balance hídrico. Por lo tanto, “la mejor recomendación respecto al
consumo de agua es ‘bebe cuando tengas sed’ y, si se te olvida o bebes menos de
la necesaria, añadiríamos tener una botella de agua a mano y se controle beber
cada cierto tiempo un trago”, concluye la secretaria científica de la SEDCA.

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