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Con rezos, sin comida, ni agua… grupos buscan curar homosexualidad

CIUDAD DE MÉXICO

 

Dejarlos sin comer, sin beber agua, ni dormir y
obligarlos a estar parados durante 48 horas, además de rezar “por ellos”, son
los métodos que utilizan algunos grupos de apoyo que buscan “curar” la
homosexualidad, como la que acudió Iván Tagle, cuando tenía 15 años de edad.

 

Y es que, cuando tenía cuatro años de edad, se dio cuenta
de que los niños llamaban su atención; sin embargo, el vivir dentro de una
familia religiosa y conservadora, su niñez, pubertad y adolescencia las pasó
reprimido y “enfermo”, y cuya “enfermedad” era “su homofobia internalizada”, la
que le obligaron a sentir por el mismo.

 

Esta homofobia se aprende, se enseña, se hereda y pasa de
generación tras generación como enfermedad, resaltó el director de Yaaj México,
asociación civil dedicada a proteger los derechos de las personas de la
comunidad Lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero, travesti e
intersexual (LGBTTTI), así como acompañar a las personas en su proceso de
desarrollo humano.

 

El pasado 4 de octubre senadores de los partidos Morena,
Movimiento Ciudadano y del Partido Verde Ecologista de México (PVEM),
presentaron una iniciativa para modificar la Ley General de Salud y el Código
Penal, a fin de tipificar como delitos las llamadas “terapias de conversión”,
que buscan “corregir la conducta” de personas de la diversidad sexual.

 

Los legisladores proponen establecer penas de cárcel
hasta de tres años, a quienes participen en esta clase de actividades, que
buscan “curar la homosexualidad”.

 

La iniciativa impulsada por la organización Yaaj México,
dirigida por Iván Tagle, víctima de dichas terapias, también propone suspender
de uno a tres años la licencia de trabajo a todos los profesionales de la salud
que participen en dichas acciones, y de forma definitiva si reinciden, bajo el
principio de que terapias de este tipo lesionan los derechos humanos.

 

Incluso, el Consejo para Prevenir y Eliminar la
Discriminación de la Ciudad de México (Copred) se pronunció en contra de todas
y cada una de las prácticas que promueven la supuesta cura de la
homosexualidad, pues de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS),
ser lesbiana, gay o bisexual no es ninguna enfermedad.

 

Todo esfuerzo por corregir la homosexualidad y la
identidad de género es una manifestación de discriminación ya que intenta
inhibir, violentar y obstaculizar el derecho que tienen todas las personas a
ejercer su sexualidad, sostuvo la presidenta del organismo, Jacqueline L´Hoist
Tapia.

 

Iván combinaba toda la homofobia que vivió en su casa con
el autorechazo, y al convivir en una sociedad y un núcleo familiar conservador,
religioso y homofóbico aprendió que si eres homosexual habrá un castigo: “es
malo y te vas a ir al infierno”.

 

De acuerdo con el psicoterapeuta y sexólogo, Fernando
Álvarez Vázquez, las terapias de conversión son métodos no aceptados por la
ciencia de la salud y están enfocadas hacia el cambio de la orientación sexual
homosexual o bisexual, e intentan convertirlos en el mal llamado término
personas «normales», al tratar de eliminar o disminuir su deseo y
comportamiento homosexual.

 

Resaltó que los métodos que utilizan atentan contra los
derechos humanos, ya que van desde castigos físicos, aislamiento, no dejarlos
comer o dormir, o incluso más agresivos, como el uso de electrochoques o
lobotomías, que es como una incisión a nivel cerebral, además de trabajos
forzados.

 

Terapias psicológicas que desarrollan la heterosexualidad
con el “poder de Dios”

 

Nosotros damos terapia para desarrollar la
heterosexualidad, no son de reconversión, nosotros sólo sabemos que la persona
es heterosexual por diseño, y ha desarrollado un sentimiento de atracción
homosexualidad que no viene en el ADN ni en los genes”, es el lema de una
clínica que aparece en Internet.

 

De acuerdo con personal de una clínica psicológica,
ubicada en Jalisco, la terapia para el “desarrollo de la heterosexualidad” como
ellos la denominan, es psicológica, no tiene que ver con ningún tema
“religioso” ni basado en ninguna práctica, aquí se evalúan factores que
ocasionan el sentimiento de atracción homosexual, trabajan con dinámica
familiar y hacen una evaluación.

 

Detalló que quien requiera de la atención, se permite a
los padres acudir a una primera sesión, ya que ellos podrían ayudarlo, siempre
y cuando identifiquen qué factores tienen que ver con esta dinámica o el tipo
de relación que tienen con su hijo.

 

La duración del proceso terapéutico depende de los
factores, así como del compromiso que tenga la persona, de que cumpla o no con
las tareas que pida el psicólogo, pero funciona en todos los casos, y puede
estar en terapia de cuatro a seis meses o hasta uno o dos años, para después
darlos de “alta”, recalcó.

 

Nosotros no usamos el término de curar, más bien vemos la
homosexualidad como un síntoma que la persona tiene, no es una enfermedad, y la
garantía del tratamiento depende del compromiso de parte de la persona interesada
sino, no”, reiteró.

 

Sin embargo, en su página en Internet, donde se presentan
como psicólogos cristianos, en el apartado de Homosexualidad, el fundador de
dicho centro escribe que asisten al movimiento evangélico para el rescate de
las personas atrapadas en esa inclinación y lo manejan como un “pecado”.

 

Según ellos, existen causas que provocan dicho
“sentimiento” como la familia, y de acuerdo con su experiencia, el 80 por
ciento de las causas de confusión sexual es por diferentes factores como son: roles
enfermos de los padres, vivir en un matriarcado, tener una madre dominante o
sobreprotectora, padre pasivo o ausente, entre otros.

 

En este sentido, Iván Tagle mencionó que no todas las
terapias de conversión son similares, por eso desde su asociación civil lo
denominan como Ecosig, esfuerzos para corregir la orientación sexual o
identidad de género.

 

Terapias de conversión para homosexuales deberían ser
tipificadas como tortura

 

Y en dichos esfuerzos, se encontró que en algunas
organizaciones hay privación de la libertad, terapias de conversión, medicación
de los cuerpos, violaciones correctivas, tortura, tratos crueles, inhumanos y
degradantes, todo ello con el objetivo y fin de modificar la orientación
sexual, la cual no se modifica sino sólo se reprime.

 

Mientras que el especialista Álvarez Vázquez, indicó que
en estas terapias, también interviene la religión, sobre todo en Latinoamérica
que es regida por la católica, aunque hay otras que están en contra de la
homosexualidad, en especial las monoteístas como el judaísmo o cristianismo,
las cuales hacen que las personas con esta condición generen culpas.

 

Muchos de los movimientos exgay o exhomosexuales tienen
la misión de hacer sentir culpables a las personas, someterlos a ciertas
técnicas fundamentadas en la “evangelización”, a través de la palabra de Dios,
la lectura de la Biblia, así como de charlas reflexivas, donde la persona
empieza a tener una creencia de que hubo un cambio en su orientación sexual, lo
cual no sucede.

 

Usan métodos manipuladores, donde la culpa es muy
importante para ellos, y tiene que ver con una sociedad basada, en lo moral y
en las creencias religiosas, y eso lo aprovechan estas organizaciones para
mandar este tipo de mensajes que son negativos, recalcó.

 

Precisó que muchos psicólogos están influenciados por
estas ideologías religiosas, pero abogan de que su práctica está basada en la
ciencia, lo cual es falso, porque organismos como la Asociación Estadounidense
de Psicología (APA) o la Asociación Psiquiátrica Americana, han recalcado que
dichas prácticas están prohibidas y no tienen ningún resultado.

 

ENTRE LA REPRESIÓN Y EL CASTIGO

Iván Tagle detalló que durante esos tres días de terapia,
todos le decían que era un «enfermo» y que lo ayudarían, “yo estaba
aterrado en ese momento y no podía ir a ningún lado, quería echarme a correr,
pero no sabía en dónde estaba”.

 

Recordó que había 30 personas en ese lugar, quienes daban
su testimonio con palabras altisonantes y contaban sobre como ellos habían sido
abusados sexualmente y que por eso su sexualidad se descoyuntó, y que la
sexualidad era de gente pervertida.

 

Ese tipo de cosas funcionan, en el sentido en que te
despersonaliza, te quiebra, y como cualquier torturador, al final la víctima
confiesa cualquier cosa y hace lo que le digan, para que cese la violencia”,
precisó.

 

Para el domingo, después de gritar que lo perdonaran, la
gente mostró compasión, lo dejaron dormir, le dieron de comer y tomar agua; en
ese momento le dijeron que iba bien y cómo lo hacía bien, habría un premio.

 

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) no respalda
este tipo de prácticas, en ningún sentido, afirma que los métodos que se
utilizan como “terapia correctiva”, para tratar de cambiar a los miembros de la
comunidad LGBT va desde tratos crueles, degradantes e inhumanos y, en algunos
casos, equivale a un acto de tortura.

 

LA ACEPTACIÓN: “NO HAY NADA MALO EN MÍ”

Ahora como víctima, activista y defensor de derechos
humanos, Iván detalla que se dio cuenta que todos estos esfuerzos para corregir
la orientación sexual, tienen un componente religioso, no existe una terapia
que, en su fundamento, no tenga como base este argumento.

 

Te hacen meterte a esta religión castigadora y esta
religión que pena cualquier tipo de relación que no tenga como fin la
procreación”, puntualizó.

 

Asimismo, recordó que en este grupo imperaba el machismo,
ya que también miraban mal aquellas mujeres que se divorciaban o eran madres
solteras.

 

Años más tarde, cuando alcanzó la mayoría de edad, Iván
Tagle caminaba por la calle, mientras hablaba con su ser superior, lloraba y le
reclamaba: “Dios mío yo no lo elegí, tú sabes mejor que nadie, qué está pasando
en mí. Tú sabes que no me pasó absolutamente nada, por qué si condenas a los
homosexuales, me hiciste así”.

 

Fue hasta los 22 años que, por fin, pudo tomar de la mano
a un hombre en la calle, y comprendió que estaba bien, y que no hacía nada
malo.

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