¿Y si ciertos animales descubrieron la agricultura antes que los humanos?

Las tuzas (o ratas de abazones) fertilizan y cosechan campos de raíces subterráneas. Algunos consideran que esto es una forma de agricultura.

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Los humanos no son los únicos animales que practican la agricultura. Las hormigas cortadoras de hojas, por ejemplo, llevan minuciosamente las hojas a su nido para cultivar un hongo del que se alimentan. Algunos escarabajos también crían hongos dentro de árboles podridos. Los peces damisela se ocupan de las zonas donde crecen sus algas favoritas y eliminan las indeseables.

Ahora, los investigadores han encontrado pruebas de que unos pequeños mamíferos llamados tuzas de bolsillo -un roedor parecido a los topos que habita en América del Norte- también gestionan, fertilizan y cosechan raíces para alimentarse. Esto se ajusta a la definición de agricultura, según los investigadores de un estudio publicado el 11 de julio en Current Biology.

«Las tuzas están dando forma a las plantas, así como al suelo», dice Francis (Jack) Putz, profesor de biología de la Universidad de Florida (Estados Unidos) e investigador de este proyecto. «Así que están gestionando los cultivos. Si la agricultura es la gestión de los cultivos, eso es lo que están haciendo».

Aunque hay que seguir trabajando para demostrar definitivamente que este comportamiento equivale a un tipo de agricultura o «cultivo», el hallazgo plantea cuestiones fascinantes sobre el papel ecológico de estas criaturas y sugiere que las interacciones entre animales y plantas suelen ser mucho más complejas de lo que se pensaba. También demuestra que las tuzas o ratas de abazones (Geomys), más que plagas, son ingenieros ecológicos.

Especialistas subterráneos

Las tuzas del sureste (Geomys pinetis) pasan la mayor parte de su vida solas, excavando bajo tierra. Aunque son comunes en las praderas de América del Norte y Central, es poco probable que veas una: su presencia sólo se nota gracias a los montículos de tierra arenosa que dejan tras excavar sistemas de túneles subterráneos que se extienden más de 150 metros, normalmente a unos 127 centímetros por debajo del suelo.

Su anatomía se adapta a este tipo de vida: pueden cerrar la boca detrás de los incisivos y utilizar los dientes para cavar sin tragar tierra. Los bolsillos forrados de piel a ambos lados de la cara transportan semillas y material vegetal mientras aran. Investigaciones recientes han descubierto que también brillan en la oscuridad, otra habilidad que les resulta útil cuando viven en las profundidades, tal vez para comunicarse o evadir a los depredadores.

Hasta ahora se pensaba que estos roedores se alimentaban principalmente masticando las raíces que encontraban mientras construían nuevos sistemas de túneles. Sin embargo, cavar túneles es energéticamente costoso (hasta 300 o 3000 veces más cansado que caminar por la superficie) y los investigadores demuestran que comer únicamente las raíces que encuentran mientras excavan no compensa el gasto de energía.

«Si excavaran un metro y encontraran tantas raíces en ese metro, ¿obtendrían suficiente energía de esas raíces para compensar el coste de excavar ese metro?», se pregunta Veronica Selden, la estudiante investigadora de la Universidad de Florida que está detrás de este estudio. «En todos los casos que analizamos, excepto en uno, la respuesta es no».

Investigación sobre estos roedores 

Para entender de qué otra manera estos mamíferos consiguen acceder a suficientes raíces para sobrevivir, Putz y Selden observaron el comportamiento de los topos en una sabana de pinos de hoja larga del norte de Florida. Los investigadores excluyeron manualmente a los topos de partes de sus sistemas de túneles utilizando un barril abierto como una pequeña presa, cortando el acceso a partes de su hogar durante cantidades variables de tiempo. Observaron que, en los túneles subterráneos oscuros y húmedos que las tozas habían excavado, crecían nuevas raíces blandas y digeribles como estalactitas y estalagmitas que cubrían las superficies.

Los científicos afirman que las ratas de abazones parecen cuidar activamente las raíces para asegurar su crecimiento. Al mantener y defender estas largas redes de túneles, las tuzas están creando el entorno húmedo perfecto para que las raíces prosperen, y provocando la aireación del suelo al aflojar la tierra en la que crecen las plantas en primer lugar.

Además, los topos esparcen y distribuyen sus heces y orina por los túneles.

Estos residuos fertilizan el suelo y las raíces, dice Selden. Esto es bastante diferente a lo que ocurre con otras especies de topos, que suelen tener zonas de desecho designadas, y las diferencia de otros herbívoros de la superficie que pueden fertilizar incidentalmente parches de hierba o matorrales con sus excrementos.

«Las tuzas parecen emplear una versión de un sistema de producción de alimentos al proporcionar este espacio óptimo para que crezcan las raíces», dice Selden.

Al mordisquear las raíces, las tuzas también parecen estar fomentando un nuevo crecimiento.

«Eres un pequeño mamífero y te encuentras con una raíz grande, y la muerdes pero no es muy digerible porque tiene mucha lignina o celulosas, es recia, es dura», dice Putz. «Pero en respuesta a ser segada, esa raíz hará muchas raíces pequeñas, y esas serán realmente sabrosas y más digeribles».

El estudio descubrió que la cosecha diaria de raíces de los topos puede suministrar entre el 21 y el 62 por ciento de sus necesidades calóricas, lo que supone el resto de las calorías que los animales necesitan para seguir excavando sistemas de túneles.

«Tienen estos largos túneles que [no] se pueden explicar. Cavar túneles es arriesgado… energéticamente costoso», dice Putz. Entonces, ¿por qué hacerlo? Si no es para «cultivar alimentos», dice, «no se me ocurre ninguna otra razón».

El debate sobre la «agricultura 

«A menudo he pensado en las tuzas como ‘agricultores'», dice Brittany Brito, bióloga de hábitat del Departamento de Caza y Pesca de Wyoming (EE. UU.), que no participó en el estudio. «Creo que este [es] un argumento convincente de que las ratas abazones podrían considerarse agricultores porque airean el suelo, aumentan la mineralización de los nutrientes y fertilizan el suelo. Esas actividades son, en cierto sentido, cultivos [que] consumen».

Pero otros investigadores se preguntan si «cultivar» es un término apropiado para las actividades de estos roedores.

«No estoy seguro de que estén «cuidando» activamente o sólo cosechando activamente con el efecto de estimular el crecimiento. Es una diferencia sutil», dice James Demastes, profesor de biología de la Universidad del Norte de Iowa (Estados Unidos) que estudia las tuzas de bolsillo pero que no participó en el trabajo.

Señala que las observaciones de la fecundación son interesantes y «definitivamente inusuales» para esta familia de animales, pero la idea de que estos pequeños roedores podrían estar practicando la agricultura resuena con lo que se sabe sobre las tuzas en general. «Creo que es muy interesante», dice Demastes.

Sin embargo, las tuzas no están sembrando ni desbrozando sus cultivos, dos elementos que tradicionalmente se consideran necesarios para la agricultura y que se cree que hacen otros animales «agricultores» como las hormigas y los escarabajos inoculadores de hongos.

«Describir la actividad de las tuzas como agricultura parece una exageración», dice Kimberly Asmus Hersey, del Coordinador de Conservación de Mamíferos de la División de Recursos de Vida Silvestre de Utah (Estados Unidos), que no participó en el estudio. «No lo veo tan diferente de muchas otras interacciones entre plantas y herbívoros».

Añade que hay muchos casos en los que el pastoreo puede estimular la productividad de las plantas, por lo que no encuentra esto muy diferente a que un ciervo pode un arbusto.

Resulta controvertido afirmar que estos roedores cultivan porque la gente tiene distintas definiciones del término agricultura, según Putz. «Sin duda son ingenieros agrícolas porque hacen todo lo posible para mejorar el crecimiento de los cultivos».

Por supuesto, los investigadores señalan que hay otras formas en las que las tuzas podrían saciar sus necesidades energéticas que aún no se han explorado en profundidad. Estos roedores podrían buscar comida en zonas con más raíces que las analizadas; podrían depender en gran medida de los tubérculos para su nutrición, además de las raíces; o podrían comer ocasionalmente también por encima del suelo, o tirar de las plantas bajo tierra por sus raíces y comerlas enteras.

Aunque normalmente se piensa en las tuzas como plagas, los estudios han demostrado que a menudo son ingenieros del ecosistema de gran valor para los hábitats que habitan. Por ejemplo, se ha demostrado que ayudan a mantener las praderas y los prados de montaña impidiendo la entrada de un gran número de plántulas de árboles, e incluso ayudaron a las plantas colonizadoras a afianzarse en el árido paisaje que siguió a la erupción del monte Santa Helena, en el estado de Washington, en mayo de 1980.

«Saber que las propias tuzas son agricultoras… hacer virar la narrativa de que son plagas agrícolas a que son socios agrícolas de los que podemos aprender», dice Selden.