De las múltiples teorías existentes, sobresalen dos entre las
más conocidas: la Teoría de Dos Factores
de Frederick Herzberg y el Principio de Pareto. La “Teoría de dos factores”
señala que las personas se ven afectadas en su entorno laboral por los
denominados factores de higiene y los aspectos inherentes al trabajo en sí
mismo. Se identifica como factores de higiene a los relacionados con el
contexto laboral, como la supervisión, la política administrativa, los
salarios, las condiciones laborales. Si estos factores no están presentes van a
causar insatisfacción y, por lo tanto, desmotivar. La segunda categoría son los
aspectos inherentes al trabajo en sí mismo, tales como logro, reconocimiento,
desarrollo del trabajo, los cuales son los satisfactores que provocan la
ansiada motivación.
Esta teoría nos dice que un trabajador debería estar en un
lugar donde como mínimo se encuentran condiciones laborales adecuadas, salarios
atractivos, relaciones laborales basadas en la confianza y la flexibilidad,
pero además un trabajo que permita desafíos y retos, y genere en el trabajador
esta sensación de reconocimiento y logro. En términos simples, interesa el
dinero, pero no lo es todo.

El Principio
de Pareto: 80/20
¿Has tenido la sensación de que no has hecho nada en el día?
En parte esta regla da cuenta de esto y supone una buena noticia. No somos más
productivos porque llegamos primero a la oficina y nos vamos últimos.
El “Principio de Pareto” señala que el 20% de lo que hacemos
produce el 80% de los resultados. Por ello, en un día realizamos muchas cosas
que son intrascendentes, ya que sólo el 20% de lo que hicimos causó la gran
mayoría de los resultados.
Obviamente existen técnicas o herramientas administrativas
con las que podemos mejorar nuestra productividad, lo que no sólo beneficia a
la empresa para la cual trabajamos, sino que a nosotros mismos, al quitarnos el
estrés de tratar de cumplir todas las tareas asignadas sin revisar cuál es más
relevante. Asegura que es importante tomar conciencia de que se puede mejorar
nuestra productividad y esto no va en contra de nuestra calidad de vida, sino
que al contrario, puede mejorarla.
Por ello, presentamos tres consejos para aplicar a nuestros
hábitos laborales y así aumentar la productividad:
1.- Busca trabajos que posean
condiciones básicas aceptables, como espacios laborales adecuados, tiempo
y espacio para almorzar, buen ambiente organizacional, salarios dignos, pero
adicionalmente que tu trabajo te genere desafíos y retos que estés dispuesto a
aceptar.
2.- Identifica cuáles son las
tareas más importantes que realizas y que tienen un gran impacto en tu
productividad. Por ejemplo, anota cuál es el 20% de tus clientes que te generan
el 80% de tu beneficio. También puedes plantearte preguntas como ¿qué es lo más
importante para mis jefes?
3.- Asigna tu tiempo de forma tal
que cumplas primero con ese 20% de tareas o actividades más importantes. En
cuanto a las tareas menos relevantes, ve la forma de eliminarlas, delegarlas o
modificarlas.


