Por
Rodrigo Sotelo / Twitter: @masmedio
El de Manuel Velasco Coello, es un caso ofensivo y
reflejante: Siendo mandatario el Partido Verde lo incluyó, de último momento,
en su lista de plurinominales y ahora ya instalado en el Senado vuelve a pedir
licencia para regresar al gobierno de Chiapas.
Pero antes de rendir protesta como Senador de la
República, manipuló el Congreso de Chiapas (con mayoría Verde) y modificó los
artículos 45, 52, 55 y 56 constitucionales para posibilitar su regreso al
gobierno estatal.
Es decir, intervino dos poderes para igual número de
licencias con el propósito de garantizarse la Senaduría y poder sustituirse así
mismo para culminar su mandato gubernamental.
Bueno, todos estos excesos y agravantes son poca cosa o
asunto menor para la senadora Lilly Téllez, quien se alineó a los deseos de
Morena y aprobó la separación temporal de Velasco.
Según expone nuestra Senadora, lo que ocurre alrededor de
Manuel Velasco es una “discusión estéril”
y justifica con una pobreza no menos lastimosa al considerar que todos los senadores tienen derecho a la
licencia.
Además de que, agrega, no quería que se retrasara más el
acuerdo que realmente importa: la reducción drástica del presupuesto del
Senado.
«Allá Manuel Velasco.
Que se vaya y regrese. Pobres Chiapanecos. Pero no puedo enredarme en este caso
y dejar de hacer las cosas y el trabajo por el que vine al Senado: A trabajar
por Sonora«.
Una cortedad igualmente insultante de nuestra
representante, por desinhibida e incoherente con sus reclamos locales.
¿No es esta del tipo de conductas autoritarias y abusivas
que está obligada a evitar o cuando menos exhibir, Lilly? ¿Lo que hace Velasco
no huele igual a lo que aquí ustedes presentaron como “un asalto a las facultades del Congreso y un secuestro de las
instituciones”?
Tal vez lo olvide o no lo alcance a entender, pero por
favorecer a Manuel Velasco aprobó lo mismo que aquí sataniza.
Votó por el sometimiento del Senado de la República al
gobierno federal de su partido –y sin estar en funciones-, aliado político del gobernador-senador
de Chiapas.
Legitimó la transgresión de un poder a otro, con la
excusa infantil del desconocimiento, el desinterés o, peor, del derecho que tiene un Senador de la
República. Sin importarle los medios y métodos.
Aquí, la pretensión estatal de equilibrar fuerzas fue
traducida por Morena como una intromisión del Ejecutivo en atribuciones propias
del Legislativo.
Allá, en el Senado que dominan los de la Cuarta Transformación, que el
Legislativo acceda al capricho de un gobernador que se suplirá a sí mismo es un derecho que no debe distraer de otros
objetivos más importantes…
Lo que Manuel Velasco hizo –y Lilly Téllez consintió
obediente- no solo es una ilegalidad y una violación a la indispensable autonomía
entre poderes; representa un amasiato político para favorecer los intereses de
una sola persona.
Velasco no le restó atribuciones al Senado de la
República, lo degradó o corrompió para beneficiarse y Morena le concede
impunidad.
Aquí, con las reformas constitucionales, se alegó una
utilidad colectiva en busca de gobernabilidad… con Manuel Velasco de plano se
perdió el pudor y se asomó el sistema mafioso que prometieron desterrar.
Hipocresía que invalida y descalifica.
Gracias y hasta la próxima con el favor de Dios.
Rodrigo
Sotelo Mendívil
Director
General Masmedio
Correo: rodrigosotelo@masmedio.com
Twitter:
@masmedio


