Por
Rodrigo Sotelo / Twitter: @masmedio
Los muertos en los municipios de Sonora no solo dejaron
de importar, se han convertido en un motivo de vergonzante unidad y coincidencias.
Ahora, como antes, tampoco hay inteligencia para
enfrentar la inseguridad pública; pero ya no es un tema exclusivo de incapacidad,
los distintos niveles de gobierno
responsabilizados se protegen y conviven en la simulación y en la misma falta
de voluntad.
Los obligados en parar la carnicería que se vive a diario perdieron el pudor, se hermanaron
en la mediocridad y la indolencia.
Los gobernantes que apuestan al olvido y a la natural serenidad
luego de un evento traumático, son superados
y sorprendidos en todo momento. Y como no son aptos se sintonizan en la
evasión y el disimulo.
La alcaldesa de Hermosillo, Célida López Cárdenas, como toda la experta que es en gobernar desde redes invita a dejar la
confrontación, a ayudarnos todos, a ser generosos y trabajar unidos… ¡por el proyecto
de López Obrador y en defensa de la dignidad del País ante EU!
Para ella el grito
de justicia y el ya basta por el feminicidio de la joven Ámbar y de las otras mujeres asesinadas en la capital, no
puede anteponerse a su incontrolable deseo de hacerle saber al Presidente de la
República que es “una bendición para nuestra Patria”.
Y lo hace desde Los Cabos, durante la Cumbre de América
del Norte, donde construye unidad,
lucha por la pobreza del mundo y se
toma fotos con los personajes que nunca imaginó conocer.
¿Por qué la inseguridad
pública en Hermosillo debe estar primero que la frivolidad y el turismo
político de la Presidenta? ¿Por qué si no
es problema suyo? ¿Por qué ella si hay un Secretario estatal que tampoco funciona? ¿Y uno federal para el que solo puede haber lealtad y cariño?
Ella parece no tener remedio, aunque todavía no cuenta
tantos muertos como su homólogo Sergio
Pablo Mariscal, un tipo tan atinado que abandonó su municipio y se fue a
tomar selfies al magno evento de la “bendición” mientras en Cajeme se rompían
todos los récords de homicidios.
Los adinerados de Ciudad Obregón se habían distinguido
por la cohesión en la defensa del agua,
¿la inseguridad que les toca la puerta no amerita manifestaciones aún más
enérgicas?
Además de dos-tres expresiones en tuiter y en esporádicas
entrevistas, ¿qué hacen Ricardo y
Rodrigo Bours? Y el primero quiere ser gobernador…
En Cajeme, como en Hermosillo, no pueden estar mejor representados todos los ingenuos que
confiaron en la transformación y en
que no podíamos estar peor.
Aquí, en el Estado, David
Anaya Cooley ha resultado no menos sumiso, negligente e inoperante.
Como único funcionario en la materia distinto al partido
en el poder (Morena), Anaya confunde coordinación con subordinación y mal
entiende la prudencia institucional para estacionarse en la cómoda complicidad
de las omisiones de los otros dos niveles de gobierno.
El Secretario de Seguridad Pública estatal, en su cortedad y pérdida de decoro, asume que
trabaja si sirve de edecán para
quienes invita a recorrer su oficina en confirmación de que a su ineficiencia
le sobra tecnología, infraestructura y personal.
Y por lo anárquico del contexto criminal, David Anaya es una nulidad gubernamental
que a nadie escandaliza… ni en eso destaca.
David
Anaya suele decir resignado que la inseguridad es un fenómeno
nacional, los alcaldes se cruzan de brazos en espera que cambie la tendencia,
mientras que el gobierno federal voltea a los estados señalando cuestiones de antigüedad
y contubernio.
Anaya alguna vez nos lo comentó, sería criminal que la
autoridad no construya y presente soluciones.
En nosotros, los medios de comunicación, sería igual
criminal no señalar lo que ocurre y no preguntar quién responde por tanta
violencia.
Gracias y hasta la próxima con el favor de Dios.
Rodrigo
Sotelo Mendívil
Director
General Masmedio
Correo: rodrigosotelo@masmedio.com
Twitter:
@masmedio


