La memoria de una ciudad suele ser volátil. Filadelfia había pasado las últimas 48 horas mascullando el sabor amargo de la derrota al ser barridos por Nueva York y encendiendo las alarmas por la caída de los Phillies. La frustración se olía en los bares, en las pláticas de oficina y hasta en el metro. Pero esa misma ciudad sabe volcarse en júbilo con la misma velocidad con la que el viento cambia de dirección. Bastó con cuatro swings para que la depresión colectiva se transformara en delirio.
Kyle Schwarber fue el protagonista del cambio de narrativa. En una sola noche, puso su nombre al lado de Lou Gehrig, Willie Mays y Mike Schmidt, conectando cuatro cuadrangulares contra Braves en una paliza de 19-4 que no sólo alimenta la columna de victorias en el standing, sino añade autoestima en un equipo que parecía tambalearse.
El primer jonrón fue un rugido de advertencia. El segundo, una ráfaga que capturó la atención de los aficionados. El tercero, un estallido de 464 pies que hizo temblar las gradas. El cuarto, definitivo, convirtió la incredulidad en historia.
SÓLO 21 PELOTEROS HAN CONSEGUIDO 4 CUADRANGULARES EN UN JUEGO
Se convirtió en el vigésimo primer pelotero en volarse la barda en cuatro ocasiones en un mismo encuentro y el noveno para la franquicia de Filadelfia.
Schwarber se fue de seis cuatro con nueve carreras impulsadas, un récord para Phillies. Llegó a 49 bambinazos para ponerse a uno de Cal Raleigh, líder de MLB. El pelotero de Filadelfia está creciendo su curriculum para pelear el MVP que Shohei Ohtani está defendiendo con el bat y con sus pitcheos.
La estrella de Filadelfia tuvo su cuarto juego de la campaña con múltiples jonrones. Inició en el primer rollo con solitario, luego pegó en el cuarto capítulo, quinto y cerró en la séptima baja.