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Chicas Bond, sensuales y peligrosas

Una sola secuencia de poco más de un minuto de duración en la que se observa a la sensual Honey Ryder (Ursula Andress) emerger del mar cristalino con un bikini color perla y tarareando una canción, bastaron para forjar uno de los mitos más fascinantes de la historia del cine: la Chica Bond.
La escena corresponde al filme El satánico Dr. No, rodada en 1962 en la que ahora es conocida como la isla Bond, en Jamaica, y en ella se puede apreciar cómo el canto de Ursula Andress despierta accidentalmente a James Bond (Sean Connery), quien tras incorporarse descubre la espectacular belleza de la joven, que de inmediato se siente amenazada por su interlocutor que se aproxima cantando la misma estrofa de la melodía.
Su único recurso es empuñar el cuchillo que porta en su cinturón y cuando ambos están frente a frente, se produce el siguiente diálogo:
Honey Ryder: ¿Quién está ahí?
James Bond: Todo está bien, no se supone que debería estar aquí, pero tomé una siesta. ¿Estás sola?
HR: ¿Qué haces aquí? ¿buscas conchas?
JB: No, sólo estoy mirando.
HR: Quédese donde está.
JB: Te prometo que no me robaré sus conchas.
HR: Y yo le prometo que tampoco podría… Quédese donde está.
JB: Puedo demostrarle que mis intenciones son estrictamente honorables.
Más adelante, el espectador descubrirá que las intenciones de Bond no eran tan puras, pues la joven termina sucumbiendo antes sus encantos.
Secuencias similares se han repetido una y otra vez en cada una de las 22 películas de la saga, cambiando solamente la locación, el paisaje y la Chica Bond por supuesto, porque James Bond, agente secreto creado por el británico Ian Fleming, nunca repite novias.
El perfil de la Chica Bond es muy específico: debe ser brutalmente atractiva, intrépida, peligrosa y nunca, pero nunca, se podrá confiar en ellas.
Así han desfilado por la pantalla en escenas de acción, de cama y con muy poca ropa la modelo italiana Daniela Bianchi (De Rusia con amor, 1963); Honor Blackman (Goldenfinger, 1964); la ex Miss Francia Claudine Auger (Operación trueno, 1965); la japonesa Mie Hama (Sólo se vive dos veces, 1967) y Diana Rigg, quien pasó a la historia por ser la primera en llevar a Bond al altar en Al servicio de su majestad, 1969.
En la década de los 70 apareció Jill St. John (Diamantes para la eternidad, 1972); la doctora Queen, Jane Seymour (Vive y deja morir, 1973); Britt Ekland (El hombre con la pistola dorada, 1974); Barbara Bach, quien actuó en El espía que me amó en 1977, a cuatro años de casarse con Ringo Starr, y Lois Chiles (Moonraker, 1979), convertida en una científica y astronauta.
Carole Bouquet se convirtió en la Chica Bond en Sólo para tus ojos, de 1981; a la que le siguió Maud Adams en Octopussy, de 1983; la ex Ángel de Charly, Tanya Roberts en En la mira de James Bond, de 1985; Maryam d’Abo (Alta tensión, 1987) y la actual esposa de Richard Gere, Cary Lowell, quien estelarizó Con licencia para matar (1989). La encargada de dar la bienvenida a Pierce Brosnan como el nuevo James Bond fue Isabella Scorupco para Goldeneye, 1995; tras lo que llegó la china Michelle Yeoh en El mañana nunca muere, 1997; Denise Richards en El mundo nunca es suficiente (1999) y Halle Berry, en Otro día para morir (2002), convirtiéndose en la primera afroamericana en encarnar el icónico personaje.
A Daniel Craig, 007 desde 2006, le ha tocado sostener romances con la francesa Eva Green (Casino Royale), la ucraniana Olga Kurylenko (Quantum of Solace, 2008) y la modelo gala Bérénice Marlohe, quien aparecerá en Skyfall, a estrenarse el 2 de noviembre.

Honor Blackman, Goldenfinger, 1964. 

Claudine Auger, Operación trueno, 1965. (Especial)

Denise Richards, El mundo nunca es suficiente, 1999. (Especial)

Halle Berry, Otro día para morir, 2002. (Especial)

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