Un jurado de Estados Unidos halló este martes al
narcotraficante mexicano Joaquín «El Chapo» Guzmán culpable de
dirigir una empresa criminal, tras un juicio de 11 semanas en Nueva York que
puso en evidencia la vida personal y los negocios del criminal.
Guzmán Loera fue condenado por los 10 cargos penales por
los que fue juzgado. Los fiscales estadounidenses dijeron que había acumulado
una fortuna de 14 mil millones de dólares mediante sobornos, asesinatos y
tráfico de drogas.
Varios antiguos socios de Guzmán Loera tomaron postura
para reforzar el caso de la fiscalía, entre ellos una mujer que dijo que era su
amante y otro hombre cuyo hermano estaba entre sus principales aliados, así
como también agentes de la ley.
Los abogados defensores dijeron que Guzmán Loera, de 61
años, fue un chivo expiatorio.
Los siguientes son algunos de los testimonios más
coloridos que escuchó el jurado:
EN SUS PALABRAS
La voz de Guzmán era «cantada» con un
«tono nasal», dijo el agente del FBI Steven Marston. En una llamada
grabada, Guzmán Loera le dice a un asociado: «No seas tan severo (…)
tómalo con calma con la policía». El compañero responde: «Nos
enseñaste a ser un lobo».
Los mensajes de texto entre Guzmán Loera y su esposa,
Emma Coronel, a menudo recurrían a asuntos familiares. «Nuestra Kiki no
tiene miedo», escribió Guzmán Loera en uno, refiriéndose a una de sus
hijas. «Le voy a dar un AK-47 para que pueda pasar el rato conmigo».
Después de que Coronel dijo que vio un auto sospechoso,
Guzmán Loera le escribió: «Adelante, lleva una vida normal. Eso es
todo». Más tarde, le recuerda: «Asegúrate de eliminar todo después de
que hayamos terminado de chatear».
En uno de los últimos días del juicio, Guzmán Loera le
dijo al juez que no declararía en su propia defensa. El mismo día, sonrió a
Alejandro Edda, actor mexicano que lo interpreta en una serie de televisión.
AMANTES Y NEGOCIOS
Muchas «esposas» visitaron a Guzmán Loera
cuando se escondía en Sinaloa, dijo Alex Cifuentes, un excompañero del capo.
Lucero Sánchez López, exlegisladora mexicana, dijo al
jurado que una vez tuvo una relación romántica con Guzmán Loera, quien la envió
a comprar y enviar marihuana. «No quería que él desconfiara de mí porque
pensé que también podría lastimarme», relató. «Estaba confundida
acerca de mis propios sentimientos sobre él. A veces lo amaba y otras no».
Agustina Cabanillas, una compañera de Guzmán Loera que lo
llamó «amor», hizo tratos de drogas al pasar información entre Guzmán
y otras personas. En un mensaje, Cabanillas calificó a Guzmán Loera como un
«imbécil» que intentaba espiarla. «¿Adivina qué? Soy más
inteligente que él», escribió.
ALTOS NIVELES DE CORRUPCIÓN
El Cartel del Pacífico, de Guzmán Loera, pagó sobornos,
algunos por millones de dólares, a funcionarios mexicanos de todos los niveles,
dijo Jesús Zambada, hermano de Ismael «El Mayo» Zambada, quien
trabajó junto a El Chapo y aún está en libertad.
Los beneficiarios incluyeron a un oficial de policía de
alto rango que le daba información a Guzmán Loera sobre las actividades de esa
fuerza «todos los días», dijo Miguel Ángel Martínez, exgerente del
cartel.
Cuando fue encarcelado en México en 2016, Guzmán sobornó
a un funcionario de la prisión nacional con 2 millones de dólares para ser
transferido a otra instalación, pero no tuvo suerte.
ASESINATOS
Luego de que un miembro de un cártel rival se negara a
darle la mano a Guzmán Loera, este ordenó que lo mataran, alimentando una
guerra entre los cárteles, dijo Zambada.
Cuando los asesinos que informaban a Guzmán Loera mataron
a un oficial de la policía que trabajaba para un cártel rival, Zambada dijo que
lo sacaron de su casa diciéndole que un auto había atropellado a su hijo.
Guzmán Loera le ordenó a Cifuentes que matara al experto
en comunicaciones del cártel después de enterarse que estaba cooperando con el
FBI. Pero Cifuentes dijo que no pudo llevar a cabo el golpe porque no sabía el
apellido del hombre.
Cuando Dámaso López, un teniente de El Chapo, le dijo a
Guzmán Loera que un alcalde mexicano quería que «eliminaran» a un
oficial de policía problemático, este le dijo que deberían hacerle el favor
porque el alcalde era el favorito para ganar las elecciones estatales. López
aseguró que Guzmán Loera le dijo que hiciera que el asesinato pareciera una
venganza de un miembro de una pandilla.
López también dijo que los hijos de Guzmán Loera mataron
a un reportero en Sinaloa porque publicó un artículo sobre las luchas internas
en los cárteles del narcotráfico.
Uno de los exguardaespaldas de Guzmán Loera, Isaías
Valdez Ríos, dijo que vio a su jefe matar personalmente a tres miembros de un
cártel rival. Guzmán Loera le disparó a uno de ellos y ordenó a sus subordinados
que enterraran al hombre mientras aún vivía. En otra ocasión, «El
Chapo» torturó a dos hombres durante horas antes de dispararles a cada uno
en la cabeza y ordenó que sus cuerpos fueran arrojados a un pozo en llamas.
CASAS DE SEGURIDAD Y ESCAPES
Durante la época en que Guzmán Loera anduvo fugitivo en
Sinaloa, en el norte de México, vivió en «humildes chozas de pino»
con ventanas polarizadas, televisiones satelitales y lavadoras-secadoras, dijo
Cifuentes. Alrededor de 50 guardias formaron tres anillos alrededor de las
casas para vigilar.
Guzmán Loera escapó por un túnel debajo de una bañera
cuando agentes de Estados Unidos allanaron una de sus casas en 2014, dijo
Sánchez, su amante. Ella siguió a Guzmán Loera, que estaba desnudo, por el
túnel, sintiendo que el agua corría por sus piernas. «Estaba muy oscuro y
yo estaba muy asustada», dijo.
La esposa de Guzmán Loera ayudó a su marido a salir de
una prisión mexicana en 2015 mediante el envío de mensajes a sus asociados,
declaró López. Ella intentó, sin éxito, ayudarlo a huir al año siguiente cuando
fue recapturado.
