La Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), así como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) deberían vigilar, dar seguimiento y, de se necesario, pronunciarse y dictar medidas que protejan a los migrantes que residen en Estados Unidos.
Así lo recomienda la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), ante los cambios en la política migratoria de la Casa Blanca, que encabeza el republicano Donald Trump.
El presidente del organismo nacional, Luis Raúl González Pérez, indicó que ante las nuevas circunstancias se necesita que los defensores de los derechos humanos, las instituciones nacionales y las instancias internacionales integren un “frente común para evidenciar la ilegitimidad” de toda conducta que vulnere los derechos humanos de las personas.
“No podemos permitir que la indiferencia haga que asumamos, como parte de nuestra normalidad, acciones que promuevan el menoscabo a los derechos de las personas y atenten contra la dignidad humana”, indicó el ombudsman en cartas enviadas a los organismos internacionales, de las que da cuenta La Jornada.
Para la CNDH, el endurecimiento de las políticas migratorias que anunció Trump, implican una criminalización de los migrantes, lo que podría desembocar en que sean víctimas de discriminación, “así como a un aumento de la intolerancia, xenofobia, exclusión y violencia en su contra”.
Las cartas del organismo se enviaron al relator especial de Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos de los Migrantes, Francois Crépeau; Setondji Roland Adjovi, presidente del grupo de trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de la citada organización; Enrique Gil Botero, relator para los Derechos Humanos de los Migrantes, perteneciente a la CIDH, y José S. Brillantes, presidente del Comité para la Protección de los Derechos Humanos de los Trabajadores Migratorios, así como los miembros de sus familias, también de la ONU.
