Por
Rodrigo Sotelo / Twitter: Twitter: @masmedio
Hace poco más de un mes, en este espacio escribimos que
Ernesto Gándara podría ser gobernador Sonora, sí, solo si se concretaba la alianza antimorena y si se convertía en el líder
que el PRI Gobierno no ve y que el PAN no tiene.
“Ya hablar de la
renuncia de Ernesto Gándara al PRI, como parte de la estrategia antagonista
para ciudadanizar su candidatura, es un ideal que se antoja improbable”.
Pues ocurrió, lo que mantiene vigente nuestro ejercicio
de especulación sobre las eventualidades que lo harían candidato ganador frente
al morenista Alfonso Durazo.
Ayer, en un posicionamiento cuidadosamente elaborado, el Borrego Gándara tomó una decisión partidista
que ni en sus peores momentos de priista se había atrevido a aceptar.
“Sonora reclama una
alianza de liderazgos, organizaciones civiles y familias enteras, no solo de
partidos.
Nuestro
estado urge a una gran alianza ciudadana, como grande es Sonora, como grande es
su gente, como grande es el reto que tenemos enfrente…”.
“Entiendo que un
partido político por sí solo no logrará recoger la opinión, el sentir y las
expresiones de todas y todos. No me alejo del PRI, me acerco a la construcción
de un proyecto ciudadano donde cabemos todos, me acerco a la integración de un
sólido proyecto de gobierno que le dé sentido al crecimiento de Sonora”.
En papel se lee impecable, razonable, empático. Como escrupuloso
deberá ser ahora con el cumplimiento de estos aspiracionales conceptos.
Lo chistoso es que fueran las propios priistas quienes sacaran
las matracas y reventaran de entusiasmo en redes ante la significativa “pérdida” que les da vida.
Pero bueno, no todo les podía salir perfecto.
Lo relevante, electoralmente, es que la jugada de Ernesto
sacó de la apatía y el pesimismo en el que los militantes y simpatizantes priistas
estaban sumidos. Y hasta a los panistas que no encontraban consuelo.
Volvió a ilusionar a la oposición hasta hace unas semanas
derrotada y casi al borde de saltar del barco para salvar el pellejo.
La no renuncia
de Ernesto Gándara desempolvó el gen de la genuina disciplina tricolor, tan
dispuesto siempre a motivarlos hasta a interpretar los desaires como
manifestaciones de amor real.
Ese es el gran logro inesperado de Ernesto Gándara, una
alianza que se fortalece y que se sobrepone a los partidos para reanimar
esperanzas que vinculan.
Dejar su casa y que le aplaudan, no llegar a la otra
donde le abren las puertas y que también le festejen, no es poca cosa.
Se puede señalar el exceso de pragmatismo que tiende a un
mero interés político; pero alejarse de toda actividad partidista, para
concentrar todas las actividades partidistas, sociales y económicas posibles,
es indiscutiblemente un acierto.
Aunque en lo particular sostenemos que Gándara debió
renunciar al PRI desde hace meses, y ya con esa libertad y solvencia haber
llamado a la conformación de la alianza
ciudadana que se pretende. No al revés.
Hoy el PRI le estorba a cualquier aspirante a gobernador.
Como el desprestigio del PAN empañaría la candidatura del cualquiera. O como en
tiempo récord la incompetencia de Morena no le garantiza nada a Alfonso Durazo.
Por ello la apuesta es inteligente y descubre a un Borrego realmente determinado, capaz y
dispuesto a ceder para conseguir, ya no sentado en espera de que vayan y le
pidan ser candidato.
Además del contraste que consigue frente al candidato de
Morena, al parecer empeñado a ser visto como el tradicional priista del dedazo, como el aspirante que no
arriesgaría los privilegios de partido desobedeciendo líneas o aceptando
errores pasados.
Porque Alfonso Durazo será el candidato del Presidente,
el ensoberbiado que no admite cuestionamientos y que ya se creía en Palacio de
Gobierno.
Un priista cualquiera, como uno de los que en 2018 fueron
arrollados por subestimar a la gente y no entender el hartazgo.
Por eso es significativa la decisión a la que obligan y
accede el Borrego Gándara.
Falta por ver, Durazo no está manco y sigue manteniendo
mejores condiciones.
Lo que sí resulta indiscutible, es que si Ernesto hace lo
indecible para competir con posibilidades; Alfonso se mantiene inflexible en su
idea de que la gubernatura también se asigna o se hereda.
Gándara
provocó otra alianza…
Por cierto, el único otro precandidato que reaccionó a la
carta de Ernesto fue el cajemense Ricardo Bours.
Lo que opinó no tiene la menor importancia, como su
aspiración meramente testimonial.
Lo que rescatamos es un curioso amasiato entre
alfonsistas y boursistas, que se agarraron de la mano para en un mismo tono
condenar la “barbarie” que significa
la alianza PRI-PAN.
¿Se dejará usar Ricardo Bours para restarle posibilidades
a su amigo Ernesto Gándara? ¿Recibirá el apoyo de quienes lo ven como un rico
ocioso que necesita terapia ocupacional?
Ellioth
pide hablar derecho
Aprovechando el tiempo libre que le permite ser alto
funcionario de la Guardia Nacional, el alfonsista Ellioth Romero reflexionó a
media mañana en tuiter que a los sonorenses nos gusta que nos hablen derecho.
Y le dio por corregir la carta de Ernesto Gándara, con lo
que en realidad debió decir en su posicionamiento de renuncia al PRI.
Una simplada sin mayor imaginación y que concluye
pidiendo no tener vergüenza para admitir que se busca formalizar el Prian, y “así seguir con el PRI al frente de Sonora y
que todo siga igual”.
Todo este oportuno desahogo en su calidad de ex panista,
que trabajó con Padrés y que luego se arrodilló al PRI Gobierno para mantener
la chamba. Antes, claro, de purificarse en el nombre de Alfonso Durazo.
Y de olvidarse que actualmente recibe y patrocina la
colaboración directa del fiscal anticorrupción, el priista Odracir Espinoza.
¿Qué cosas, no?
Gracias y hasta la próxima con el favor de Dios.
Rodrigo
Sotelo Mendívil
Director
General Masmedio
Twitter:
@masmedio
Correo: rodrigosotelo@masmedio.com / rodrigosotelo69@hotmail.com
