Por
Rodrigo Sotelo / Twitter: @masmedio
Hemos detectado un irracional comportamiento del aliancista
Ernesto Gándara, que se agudiza con la aproximación de la jornada electoral
del 6 de junio.
De unos días para acá, el Borrego abandonó su natural tibieza en momentos de definiciones
para asumirse todo un agresivo defensor de los
provincianos de Sonora que se ven amenazados por los malvados del centro.
Sabemos que Gándara subió el tono de su discurso
regionalista, al confirmar que su campaña ya no alcanzó los niveles de
simpatías indispensables para competirle a Alfonso Durazo.
No lo decimos nosotros, ni las encuestas en las que
tampoco confiamos del todo. Es el propio Ernesto el que se encarga de moldearse
la percepción de candidato que vislumbra una derrota.
Lo de la encuesta de Latinus–
Loret y el periódico Reforma es más
que indicativo y concluyente.
Incluso, los borregos
se volvieron tan loquitos que se contorsionaron dando maromas para presentar o
desenfocar los resultados.
Les dio por minimizar acusando a Morena de doble moral, pues desestiman los
reportajes incómodos pero validan los números de las encuestas que realizan y
que les son favorables.
¡Pues sí! ¿Qué querían? ¿Qué sean consistentes y nieguen
que van arriba o que se desdigan y admitan todo de lo que se les acusa en estos
influyentes medios de comunicación?
El ángulo correcto es que, tanto Latinus como Reforma, no
encontraron elementos para aventurar, si quiera, un empate técnico. Para ellos
el ganador será Durazo y no creemos que se arriesguen a equivocarse.
Pero la reacción de Ernesto Gándara fue la que más nos
sorprendió, se le vio enojado, desencajado y dramatizando una imposición desde
la Ciudad de México que no se sostiene en un ambiente de libertades y de
democracia como el que se está viviendo.
“El 6 de junio los
sonorenses estamos de pie, el 6 de junio no nos vamos a dejar y no nos van a
amedrentar por más dinero que le metan a los medios nacionales, por más dinero
que le metan a las encuestas cuchareadas”.
Sigue: “les vamos a
demostrar el próximo 6 de junio, que esos que llegaron de Iztapalapa, que esos
que llegaron de Polanco, que esos que vienen a querernos decir e imponer su 4T se van a devolver entre piernas
(sic)”.
Nos sorprendió la rudeza, pero entendimos que le urgía
enviar un mensaje de aliento a sus desmoralizados seguidores.
Lo que ya no nos pareció espontáneo, es que en su cierre
de Navojoa haya dicho que se intenta imponer una cuestión centralista: “que
nada ni nadie nos va a impedir estar
unidos, que nada ni nadie nos va a dividir, que nada ni nadie nos va a pisotear”.
¿Pues quién lo quiere pisotear? ¡¿Cómo lo podrían hacer?!
Es la misma tendencia del estamos de pie
y del no nos van a sentar, cuando
Gándara la ve perdida.
Gándara cierra como un candidato resentido, temeroso,
victimizándose de no sabemos qué.
Su discurso no es de alegría, no transmite confianza.
Parece que no ha entendido que es solo una elección, donde unos ganan y otros
pierden. No es una lucha entre los invasores
del sur del país y los bravos del
norte.
Lo cierto es que Ernesto Gándara anda tan mal, está tan
desorientado o lo traen tan manipulado en esta recta final, que lejos de buscar
convencer con su proyecto inexplicablemente alimenta el encono, la rivalidad insana.
Gándara no dimensiona que sus palabras encienden ánimos. No
entusiasma, aviva sentimientos negativos. Destila un resentimiento injustificable
en quien se dice ganador.
¿Por qué llorar si van ganando? Sus mensajes son más que
confusos, son ilógicos: en el evento arenga para no dejarse pisotear, pero en
sus redes festina “¡lo logramos! ¡Somos
ganadores!”.
No es buen augurio tanta incoherencia, definitivamente
Ernesto Gándara no solo no se preparó para una campaña ganadora.
Anuncia que sería un mal perdedor.
Gracias y hasta la próxima con el favor de Dios.
Rodrigo
Sotelo Mendívil
Director
General Masmedio
Twitter:
@masmedio
Correo:
rodrigosotelo@masmedio.com / rodrigosotelo69@hotmail.com
