Por
Rodrigo Sotelo / Twitter: Twitter: @masmedio
Todo está mal, todos están mal y parece a nadie
importarle el nivel de irresponsabilidad y negligencia que atestiguamos.
Desde la ineficiente
y desenfocada aplicación de vacunas anti Covid, hasta la decepcionante
despedida de Claudia Pavlovich que desde hace rato dejó de ser gobernadora para
convertirse en las más sumisa y desatinada colaboradora morenista.
En este ambiente de complicidad y con estos reducidos
protagonistas se pretende obligar a clases presenciales, en medio del caos y la
ausencia de gobierno.
El regreso a clases es tan necesario, urgente y esencial,
como imprudente, desnudante y potencialmente letal para las circunstancias que
prevalecen –sobre todo- en las escuelas públicas.
Entristece, irrita escuchar y leer a políticos y servidores
públicos, de los tres niveles, opinando y decidiendo sobre lo que desconocen y
descuidaron durante meses.
Desmoraliza leer y escuchar a los padres de familia que
se indignaron durante meses por las condiciones de las escuelas, pero ahora se
emocionan porque están siendo obligados a cubrir las funciones de las
autoridades educativas.
Deben ser los mismos que hacen cola por cuatro horas para la vacuna en una banqueta, y
todavía le gradecen al gobierno o los que ya aportaron los 50 pesos que nos están
pidiendo para fumigar y sanitizar la
escuela “porque no tendremos el apoyo del
gobierno del estado”…
Nadie ha hecho lo que le corresponde. No hay autoridad de
nivel alguno que haya cumplido con los indispensables trabajos de previsión y
organización para el anunciado retorno a las aulas.
A nivel federal, la constante ha sido la desatención y el
subestimo ya institucionalizado de una emergencia sanitaria que, desde la
Presidencia, no han querido reconocer en su dimensión pandémica.
A nivel local, lo que resulta más grave y
desesperanzador, impera la política de infundir miedo y de simulación para
mantener el negocio, salvar el pellejo y desviar la atención de lo
verdaderamente importante.
Hasta hace unas meses, Claudia Pavlovich declaraba convencida
que no se podía estresar más al sistema de salud de la entidad regresando a los
alumnos a las aulas, ya que este proceso podría incrementar los contagios.
“Por ningún motivo
podemos iniciar clases presenciales en ningún nivel, absolutamente ninguno”.
Pero hace unos días se estableció que el regreso a clases
presenciales para la educación básica era un tema de la más alta importancia.
Vamos, ¡hasta un decreto para considerar a la actividad
escolar como esencial le regaló Pavlovich al presidente López Obrador!
Si el gobierno del estado –porque a esta instancia le
correspondía- no fue capaz de mantener funcionales las escuelas, confabulándose
con el sindicato para permitir que los maestros y directores tomaran estos
meses como de asueto (incluidos
conserjes), ¿cómo van a cuidar a nuestros hijos en las escuelas?
Si el gobierno federal
-porque es la instancia que lo hizo exclusivo- no ha podido llevar un
proceso de vacunación suficiente, ¿cómo confiar en que pronto vacunarán a los
alumnos menores edad?
El regreso a clases presenciales es viable en escuelas
privadas, donde sí hay constancia de un trabajo ininterrumpido en adecuación y concientización
tanto de estudiantes, docentes y directivos.
Ah, y donde los papás le han invertido parte de su
patrimonio para llevar a sus hijos a Estados Unidos a recibir lo que aquí nos
han negado: una vacuna que no distingue edad.
No hay estrategia, no se han dado a conocer protocolos, no
nos han hablado de pruebas o si dispondrán cubrebocas y demás elementos para
disminuir riesgos…
Que los niños y jóvenes vayan a la escuela a pesar de
esta nueva realidad que nos atemoriza y que nos involucra a todos, sí, pero
cada quien haciendo lo que le corresponde.
Nomás no los mandemos al matadero.
Gracias y hasta la próxima con el favor de Dios.
Rodrigo
Sotelo Mendívil
Director
General Masmedio
Twitter:
@masmedio
Correo: rodrigosotelo@masmedio.com / rodrigosotelo69@hotmail.com
