Por Rodrigo Sotelo /
Twitter: @masmedio
De
poco o nada está sirviendo que el gobernador Alfonso Durazo invariablemente
presida todas las mesas de seguridad que se realizan diariamente para construir
la paz y acabar con la violencia.
Mesas
de seguridad que se aspira, dicho por el propio mandatario morenista, no se
reduzcan a meras reuniones
de carácter social.
O
que sirvan, dicho por quienes conocen la antipatía que se dedican, para limar
las inocultables asperezas que existen entre la secretaria María Dolores del
Río y la fiscal Claudia Indira Contreras.
Dichas
mesas de seguridad más bien se perciben como una herramienta para administrar
el caos, evadir responsabilidades y disimular la incapacidad de todos los
funcionarios y niveles de gobierno que la integran.
Guaymas
está convertido en el epicentro de la inseguridad y en la más grande muestra de
ingobernabilidad.
El caso Marisol Cuadras y la novela político-criminal del ex
diputado y ex candidato Rodolfo Lizárraga, han desnudado y puesto de rodillas a
una autoridad cada vez más dispuesta a normalizar las desgracias.
Con
el asesinato de la joven activista, cuando se manifestaba en Palacio Municipal,
se rompieron todos los códigos de la histórica convivencia entre quienes
generan la violencia y quienes simulan castigarla.
Mientras
que lo descubierto con el robo a la casa de Rodolfo Lizárraga, se escala de la
sabida coexistencia a que se constate la intervención del crimen organizado en
los procesos electorales.
¡Y
todavía lo admiten tácitamente en la propia conferencia semanal del gobernador
para demostrar que sí se avanza en el esclarecimiento de la
investigación!
Esta
misma impericia de gobierno, estatal y municipal, se presenta en Cajeme,
Magdalena, Caborca, San Luis Río Colorado, Navojoa o Huatabampo.
Es el desorden gubernamental que motiva Yaquis a apropiarse de la
carretera para cobrar cuotas y agredir automovilistas, con la certeza de que en
cualquier momento acude alguien de Morena a ofrecerles más dinero y pedirles
perdón…
Toda
esta anarquía y descomposición, en menos de cinco meses del actual gobierno
morenista.
La
inseguridad pública no es un asunto de coyuntura o la acumulación de varios
eventos de alto impacto: la violencia imposibilita la gobernanza.
Puede
haber gobierno, pero no existe autoridad. Si mandan, exhiben y ponen
condiciones los que tendría que obedecer…. Entonces, ¿Quién nos gobierna?
Tenemos un gobierno que se
asume tan chiquito, que se conforma con anunciar que la violencia es
selectiva.
Que
se autoengaña elaborando presentaciones con reducciones ficticias de homicidios
en zonas con alcaldes amenazados.
Un
gobierno que compite con las madres buscadoras por el hallazgo de cadáveres u
osamentas.
Un
gobierno tan aturdido, que pone a la secretaria de Seguridad a responder y
desmentir el video de un ejecutado.
Tan
ingenuo que es capaz de aceptar la relación criminal de uno de sus partidos
aliados (PT).
Un
gobierno rebasado, arrinconado, humillado y, lo que resulta peor, al que ya le
tomaron las placas y le perdieron el respeto.
Un
gobierno que no mete las manos, ni en defensa propia.
¿Quién para la CEDH?
En
cualquier momento habrá noticias referentes a la convocatoria que lanzarán en
el Congreso del Estado para renovar la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Se reserva
con sigilo, pero sabemos que los diputados de Morena buscarán modificar la
constitución para desaparecer un par de impedimentos que se refieren a cargos
públicos y antecedentes electorales.
Desde luego
que la reforma lleva el propósito de favorecer a un/una morenista que forma parte
de la cuarta transformación.
Vamos a
esperar que, en esta ocasión, los priistas se suban los pantalones y muestren
algo de dignidad rechazando este otro despropósito del partido en el gobierno.
Por cierto, la confección de esta nueva enmienda legislativa lleva
dedicatoria para Bernardeth Ruiz.
Gracias y hasta la próxima
con el favor de Dios.
Rodrigo Sotelo
Mendívil
Director General
Masmedio
Twitter: @masmedio
Correo: rodrigosotelo@masmedio.com / rodrigosotelo69@hotmail.com
