En la NFL, los títulos no siempre se miden en anillos. También se disputan en narrativas, en símbolos, en quién ocupa el centro emocional del país un domingo cualquiera. Por décadas, los Cowboys monopolizaron ese espacio con una marca registrada: America’s Team. Pero este noviembre, en el ‘Thanksgiving’, llega un desafío frontal a esa tendencia.
Los Chiefs, el equipo que más victorias ha acumulado en los últimos cinco años, que ha conquistado cuatro títulos de la NFL desde 2019 y ha llevado a la televisión a sus mayores niveles de audiencia desde los días de Joe Montana y Dan Marino, visitarán el AT&T Stadium para medirse a los Cowboys. No es un partido más. No cuando se trata del escaparate festivo más tradicional de la liga. No cuando enfrente está Patrick Mahomes.
Por primera vez en su carrera, el quarterback de los Chiefs jugará en el escenario que Jerry Jones diseñó para generar asombro. Un palacio de crista que desde 2009 ha servido tanto para recibir a artistas como Taylor Swift, como para recordarle al país que la franquicia de la estrella solitaria, aún sin títulos recientes, todavía se vende como un estandarte nacional.
Pero Mahomes, nacido en Texas, formado en Texas Tech, y con un brazo que ha redefinido los límites del juego moderno llega con credenciales más allá del espectáculo. Su presencia en pantalla ha encabezado los rankings de audiencia de la NFL por cinco años consecutivos.
