Varios miles de manifestantes egipcios salieron hoy a las calles para protestar contra la ofensiva israelí en Gaza, poco después de que el primer ministro egipcio, Hisham Qandil, visitara la franja en un gesto de solidaridad con el pueblo palestino.
Tras la oración del mediodía, distintas marchas salieron de las mezquitas de El Cairo y confluyeron en la plaza de Tahrir para condenar los ataques israelíes contra Gaza.
En la mezquita de Al Azhar, la principal institución del islam suní en el mundo, el conocido clérigo radical Yusef Qaradaui subrayó que la población de Gaza «no merece ser asesinada» y acusó a Israel de «mentir».
En Tahrir, una mayoría de personas de tendencia islamista coreó lemas religiosos y de solidaridad con el pueblo palestino como «Somos una sola mano» y «Millones de personas iremos a combatir a Gaza», en una imagen que se repitió en otras ciudades del país.
«Quiero apoyar a nuestros hermanos musulmanes y palestinos. Rechazo la ocupación israelí», destacó uno de los participantes en la concentración, Mohamed Rabea, que quiso transmitir un mensaje de «fuerza y entusiasmo» a los habitantes de Gaza.
Abundaban en la plaza las banderas palestina y egipcia, así como la del grupo islamista de los Hermanos Musulmanes, cuyos simpatizantes han salido a las calles en los últimos días para criticar los ataques israelíes y pedir que los países árabes rompan toda relación con Israel.
El ingeniero egipcio Ahmad Fuad, explicó que ese apoyo incondicional de los Hermanos Musulmanes al movimiento palestino Hamas, que gobierna la franja de Gaza, se debe a que ambos «son lo mismo» y comparten la misma ideología.
«Occidente cree que todos los musulmanes somos terroristas y solo ve lo que pasa en Israel», agregó Fuad, que se manifestó a favor de presionar a nivel popular y político para detener la ofensiva contra Gaza.
Las autoridades egipcias tratan de mediar entre las partes en conflicto para alcanzar una tregua.
Además, y en un gesto de solidaridad, abrieron el pasado miércoles el paso fronterizo de Rafah, que separa Egipto de Gaza, para permitir la evacuación de los palestinos heridos y el reparto de ayuda humanitaria.
En este contexto, el primer ministro egipcio, Hisham Qandil, visitó este viernes la franja durante unas tres horas y se entrevistó con el jefe de Gobierno de Hamas en Gaza, Ismail Haniye, sin que se detuviera mientras tanto la violencia.
Incluso el excandidato presidencial egipcio y dirigente político Abdel Moneim Abul Futuh, jefe de la Unión de Médicos Árabes, llegó a Gaza al frente de una delegación de doctores para tratar a los heridos.
Por su parte, el presidente de Egipto, Mohamed Mursi, calificó de «agresión flagrante contra la Humanidad» la ofensiva militar israelí y reiteró que su país «nunca dejará sola» a la franja.
Mursi, que hace dos días llamó a consultas al embajador egipcio en Israel, insistió en que los países árabes, y Egipto en particular, son ahora diferentes a los regímenes que había antes de las revueltas de la primavera árabe.
El mandatario egipcio se enfrenta a su primera gran prueba de fuego en las relaciones bilaterales con Israel, después de haber señalado siempre que mantendrá los acuerdos de paz firmados con el país vecino, pese a la presión popular en favor de una mayor beligerancia.
La nueva espiral de violencia entre el Ejército israelí y las milicias de Gaza se recrudeció el miércoles pasado después de que Israel asesinara, en un ataque selectivo, al jefe del brazo armado de Hamas, Ahmad Yabari.
Los bombardeos masivos de la franja y el lanzamiento de numerosos cohetes hacia varias ciudades (incluidas las cercanías de Jerusalén y Tel Aviv) han elevado este viernes a 22 la cifra de palestinos muertos, según fuentes médicas en Gaza, a los que se suman los tres civiles israelíes que perecieron el jueves.


