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#LaColumna: El séptimo año de Claudia Pavlovich

Por
Rodrigo Sotelo / Twitter: @masmedio

Claudia Pavlovich nunca dimensionó el compromiso que
hacía cuando rindió  protesta como
primera mujer gobernadora de Sonora.

Aquel 13 de septiembre de 2015, en el CUM, la priista
hizo promesas al calor de la euforia que produce la victoria y sobre un cadáver
político como el panista Guillermo Padrés.

Alguien la aconsejó mal, sus estrategas embriagados por
las oportunidades que venían olvidaron que no
es lo mismo ser borracho que cantinero
. Pensaron en seis años, no en los
últimos seis meses.

Se subestimaron, nadie –pensaron- podía salir más
siniestrado y desprestigiado que los padresistas perseguidos hasta hacerlos cómplices
y colaboradores.

De entrada, Pavovich advirtió que quienes hubieran
incurrido en actos de corrupción durante la pasada administración estatal, no podrían
disfrutar de lo robado. Y hasta creo una Fiscalía para formalizar la
advertencia.

Fue la primera farsa, pues nombró como fiscal a uno de
sus compañeros abogados, Odracir Espinoza, sin otro mérito que dedicarse a
opinar en espacios de noticias siempre a favor de los priistas (me suena, me
suena).

El colmo fue que este apestado fiscal terminara
traicionando al PRI y contribuyendo al proyecto morenista.

Bueno pues, los que ella estigmatizó de deshonestos no
solo la gozan, hasta se divierten a sus costillas en el ocaso de su gobierno.

Otra aspiración muy legítima de la mandataria, era
transitar un séptimo año con tranquilidad. Poder caminar por cualquier calle
del estado sin recibir reclamos, ver a los sonorenses a la cara y sin padecer
la persecución jurídica del gobierno que la sucediera.

Claudia repitió infinidad de veces que trabajaba para que,
si alguien no se siente orgulloso de su gobierno, cuando menos la respeten, “que es lo más importante”.

En alguna medida consiguió este propósito personal, su
descubierta habilidad política se sobrepondrá a la insuficiencia de gobierno. Su
tramo final ha sido absolutamente ominoso.

Pavlovich difícilmente pisará la cárcel, como Padrés. Incluso,
es muy probable que no la atosiguen y le permitan un destierro con la serenidad
que anhela cualquier ex gobernador.

Su ideal de séptimo año es que se le ignore, pasar
desapercibida. Ya no pide tanto como que se le respete o mirarnos a la cara. Es
lo que menos le interesa. La apuesta es que en su séptimo año nadie se acuerde
de los seis anteriores.

Así será recordada, como la gobernadora que exprimió la
bandera anticorrupción hasta la última gota, en medio de la frivolidad y la
simulación para rendirse ante el nuevo sistema obradorista de gobierno.

Indicativo que aún no termine su periodo y ya ha tenido
que guardarse, no responde a lo que se le señala. Está dedicada a complacer a
quienes llegan.

Anda tan mal, concluye tan mal, que se le está cayendo a
balazos su natal Magdalena y ella voltea a otro lado entregando camiones
escolares… ¡en el pico de la tercera ola de la pandemia y con las clases
paralizadas!

Es el séptimo año adelantado de la primera mujer
gobernadora, la que prometió honestidad
total
, que presume obras en su Sexto
Informe de Trabajo
y que tiene todos los días a un contador asustándonos
con el Covid, pero que permite el regreso a clases presenciales.    

Gracias y hasta la próxima con el favor de Dios.

Rodrigo
Sotelo Mendívil

Director
General Masmedio

Twitter:
@masmedio

Correo: rodrigosotelo@masmedio.com / rodrigosotelo69@hotmail.com

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