Por
Rodrigo Sotelo / Twitter: @masmedio
Nunca creímos posible ni necesario seguir escribiendo
sobre las cenizas políticas del
senador Ernesto Gándara Camou.
Jamás imaginamos que este personaje se negara a aceptar
la decisión de su partido y optara por pelearle reflectores a la elegida, su “compañera y amiga”, Claudia Pavlovich Arellano.
Ernesto
Gándara nuevamente muestra la mezquindad en que se compone y
sigue menospreciando, cual intolerante a lo que no se alinea a sus intereses, a
todo aquel que piensa distinto.
¿Qué pretenderá Ernesto
Gándara con la estomacal insistencia de la unidad con dignidad? ¿A quién cree que ocupa o inquieta sin morbo el
que ahora diga que no se va, “me quedo”?
¿Quién es Ernesto Gándara para reclamar
tanta atención y comprensión?
Ayer, como deberá
saberse luego de la emocional difusión que han dado los dolientes aplaudidores borreguistas, éste priista emitió un
mensaje a los militantes priistas y sociedad sonorense.
Durante
estas últimas dos semanas, he recibido la opinión de muchos priístas, de muchos
sonorenses, diversidad de propuestas, entre ellas de otros partidos políticos,
las cuales valoro y agradezco. Sin embargo, mi decisión, siempre estará basada
en el interés colectivo y no, en el beneficio personal…
¡No
me voy, me quedo!
Me
quedo, porque ante la ausencia de un verdadero contrapeso, quienes ganan, son
quienes han logrado, que los que pensamos diferente, abandonemos las filas,
dejando el camino libre a sus prácticas e intereses…
Me quedo,
porque somos muchos más, los que hacemos un llamado a que hagamos a un lado el
autoengaño y la simulación, las complicidades y las vanidades, y dar paso a
reconocer las realidades de ese Sonora que cambia alrededor de nosotros.
Este
es el PRI que si me convence, y reitero: no el de cúpulas, no el de oportunistas,
no el de complicidades.
Y en los siguientes párrafos, indirectamente nos alude y
responde aquella pregunta que lanzamos el 27 de enero, ¿Cómo es la unidad con dignidad?
Unidad
con dignidad, misma que ha sido cuestionada por voces serviles y acomodaticias
que no entienden o no quieren entender su real significado, aunque sé que la
mayoría de los sonorenses si la comprenden, me permito explicarla:
Unidad
con dignidad, es el respeto a la integridad, es el respeto a la trayectoria de
quienes han forjado las bases, es darle a cada quien su espacio de
participación, es no intimidar a quien tiene el valor de exponer sus ideas y
opiniones, es no echar por la borda el esfuerzo y el trabajo de muchos.
“El PRI que si me convence”, es decir,
¡les hace un favor!
Curioso esta conceptualización del sometimiento con orgullo,
cuando el discrepante participa en eso que dice repudiar… ¿O no fue la cúpula
del PRI la que decidió sentarlo?
¿Cómo llamar a quien levanta la mano de su oponente y
ahora sutilmente le dedica valoraciones como “autoengaño”, “simulación”,
“vanidades”?
Por otro lado, empieza a ser sintomático que en el equipo
de la Senadora Pavlovich no hayan
podido aplacar el resentimiento que expresa y hace público quien ensoberbecido
los sigue considerando inferiores, sin merecimientos.
Esto, a pesar de que el desplazado ¡quiere ser más que la propia candidata!
Pero bueno, como en muchas otras ocasiones, habremos de interpretar
para plasmar aquí lo que suponemos piensan y por exceso de prudencia no se lo
dicen a la cara, con valor y en procuración del respeto que merece la
precandidata.
De inicio, imperioso decir que son los mismos que lo
padecen, quienes alientan con su condescendencia este tipo de arrebatos autoflagelantes,
que laceran a toda una institución, a todo un conjunto.
A Ernesto, hoy
en el PRI le gritan en silencio que ya se fue, que lo hizo desde el 2009
cuando desleal no levantó la mano a Alfonso
Elías Serrano y operó en contra de éste para saciar su sed de venganza.
Se
fue,
porque en un alarde de complicidad prestó
a dos de sus principales funcionarios –tesorero y oficial mayor- en el
Ayuntamiento de Hermosillo, a una administración entrante de otro partido.
Ernesto
se fue, porque nunca ha tenido definida su convicción y lealtad
al PRI. Aceptar la oferta de otro partido nunca sería opción para alguien con
firmeza de principios y valores partidistas.
Se fue,
aunque diga que se queda, al no haber podido aglutinar en torno a su proyecto a
los miles de militantes y liderazgos priistas que no lo ven como alternativa
confiable.
Se
fue,
al sentarse a esperar el regalo de la candidatura que siempre creyó como de su
pertenencia, sin aceptar que se concursa y gana el mejor o la que fue mejor, en
base a un escrutinio integral.
Se
fue,
desde el momento en que se rodeó de criminales que le operaban y financiaban
aventuras electorales.
Ernesto
Gándara se fue de la simpatía o afecto del priista
adoctrinado en la disciplina y la fidelidad, aunque todavía no se haya enterado.
Gracias y hasta la próxima con el favor de Dios.
Rodrigo
Sotelo Mendívil
Director
General Masmedio
Correo: rodrigosotelo69@hotmail.com
Twitter:
@masmedio
