Por
Rodrigo Sotelo / Twitter: @masmedio
No conocemos la estrategia para contener y disminuir la
violencia en los municipios de Sonora, pero la secretaria María Dolores del Río
no puede estar menos que alarmada por el panorama de normalización que está
enfrentando.
Aunque parezca chiste o anécdota, en algunas ciudades ya
se pasó del temor a la convivencia y hasta interlocución con quienes a diario
manchan de sangre las calles de nuestro estado.
En Cajeme, por ejemplo, los líderes del comercio local guardaron
agravios, se olvidaron de las víctimas y le están dando más valor a un
espectáculo deportivo.
“Al que genere un
acto delictivo, le estamos solicitando una tregua… que hagan un esfuerzo y que
hagan un pacto y eviten dar una mala imagen”, suplicó a la delincuencia Mario
Villela, vicepresidente de la Canaco.
“A ellos les
pedimos y les solicitamos, son diez días, diez días que dejen de laborar o no
sé cómo se le pueda decir, pero que puedan manejarlo de esa forma, hombre, que
tomen vacaciones, hombre, que nos den la oportunidad “, agregó una
divertida Ivonne Llamas, presidenta de la Canaco.
Así le hablaron este par de pintorescos “a los entes que están generando la
inestabilidad emocional, producto de la privación de la vida…”.
No solo representa un despropósito esta propuesta, la
demencial solicitud de tregua es casi tan criminal e inhumana como la actuación
de los que se dedican a robar, matar, violar.
¿Qué puede tener en la cabeza un empresario o hasta dónde
puede estar perturbado, para optar por esta invitación
antes que exigir la actuación de las autoridades?
No sabemos a quién debería dar más vergüenza: a quien
plantea esta posibilidad o a quien desde el gobierno no reacciona frente a
estas aberraciones.
La normalización de la violencia no es opción, la
resignación de la sociedad –directa o indirectamente afectada-, tampoco.
La secretaria de Seguridad Pública, María Dolores del
Río, está obligada a atender esta situación; y debe estar muy preocupada al constatar
estas expresiones de hartazgo y peligrosa rendición, sobre todo venidas de un
sector organizado, económicamente productivo.
A nuestros gobiernos, a todos, tendría que ayudarles a
explicar el fracaso del modelo aplicado que un potencial afectado por la
inseguridad prefiera hablarle a los generadores de la violencia y no a quienes
en teoría están ocupados en combatirla.
¿En qué papel dejan el alcalde Javier Lamarque y a su
ratificado capitán Secretario de Seguridad Pública?
Los empresarios que trivializan lo que padecen en Cajeme
y muchos otros municipios del estado, no entienden que, además de pedir tregua
a la delincuencia, ellos se la están otorgando a quienes han fallado en
cuidarnos.
¿Qué dirán las familias de las víctimas? ¿Qué impotencia
deben sentir, por ejemplo, los deudos de Abel Murrieta?
No solo se trata de una imprudencia, lo que hacen desde
la Canaco –y nadie con peso y calidad moral dice nada- es temerario y
permisivo.
Pero que luego no se quejen cuando la inseguridad escale
a la terrorífica extorsión como ocurre en Salamanca, porque con la misma
jocosidad serán tratados desde alguna butaca del estadio de los Yaquis.
Gracias y hasta la próxima con el favor de Dios.
Rodrigo
Sotelo Mendívil
Director
General Masmedio
Twitter:
@masmedio
Correo: rodrigosotelo@masmedio.com
/ rodrigosotelo69@hotmail.com
