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#LaColumna: Padres enseñando, maestros de vacaciones

Por
Rodrigo Sotelo / Twitter: @masmedio

Algo debe hacer ya la secretaría de Educación, en
coordinación con el sindicato que corresponda, para organizar y sensibilizar a
los docentes y directivos de escuelas públicas y privadas que no han sabido reaccionar
en la emergencia que obliga a quedarse en casa.

Salvo focalizadas excepciones, lo que estamos constatando
en esta etapa es un imperdonable sinsentido donde los padres de familia están
siendo forzados a conducir el proceso enseñanza-aprendizaje, mientras los
maestros están prácticamente de vacaciones.

La cuarentena por pandemia de coronavirus está desnudando
una inercia en nuestro sistema educativo, tendiente a endosar a los padres y
madres responsabilidades académicas que en teoría son exclusivas de los docentes.

Es una simulación improductiva generalizada, con intención
de proyectar una actividad que luego justifique evaluaciones, sueldos y
colegiaturas.

Tanto en escuelas públicas como en las privadas, donde se
supondría hay mayor capacidad y acceso a tecnologías, redujeron la estrategia
de seguir aprendiendo desde casa a un interminable rosario de tareas que sin piedad envían por WhatsApp.

¡Ese es todo el plan de trabajo alternativo que presentan
como solución los maestros y maestras de todos los grados escolares!

En las escuelas privadas, ponen hasta horarios y obligan
a imprimir y llevar un archivo de actividades que, por materia, se van
agendando sin previa explicación y sin posibilidad de que se solventen dudas.

Incluso, porque son de un nivel más elevado, algunos titulares de ciertas materias se dan el lujo
de postear instrucciones ¡desde Instagram!…
 
dando como un hecho que alumnos y los
padres de familia se levantan igual de ociosos.  

Es decir, los maestros no están dando clases en línea,
aun cuando muchos podrían hacerlo; tampoco están dispuestos a establecer
horarios para conectarse con su grupo e interactuar –en la modalidad que sea-
para dar seguimiento, responder preguntas y calificar.

¿Qué ocurre con los alumnos –la mayoría- que no tienen
acceso a redes sociales? Incluso, ¿Cómo contactar a maestros que por su
precaria condición tampoco cuenta con disponibilidad de Internet? ¿Qué se dirá
cuando termine la emergencia? ¿Qué un mínimo de alumnos sí hicieron tareas y
los más ni se enteraron?

¿No consideran que muchos padres de familia traen como
prioridad resolver cómo pagar servicios y llevar comida a sus casas?

Se entiende que a todos esta situación extraordinaria
toma por sorpresa, pero es en quienes se supone están preparados –fueron formados
y hasta pasaron un examen- donde recae el deber de ser realistas y encontrar
alternativas creativas y accesibles para mantener actividades.

Lo que vemos es que esta crisis, como todas, está
exhibiendo la insuficiencia de los trabajadores de la educación y la incompetencia
de nuestras autoridades educativas tan dispuestas siempre a disimular.   

Gildardo
aporta propuesta interesante

Por ello tiene más valor la sensatez y conciencia de
políticos como Gildardo Real Ramírez, quien con toda claridad y oportunidad
plantea modificaciones legales para que las escuelas particulares presenten su
servicio de manera virtual o suspenda los pagos de colegiaturas.

En el paquete de medidas económicas ante el CIVID que
propone el Grupo Parlamentario del PAN, Gildardo Real pide cambiar la Ley de
Educación del Estado para que sea una obligación de las escuelas privadas
proveer sus servicios de manera virtual, por medios digitales, a todos sus
alumnos para completar el plan educativo en tiempo y forma.

En caso de que una
escuela no lo haga así, las familias podrán suspender los pagos de colegiatura
hasta que se reanuden las clases
”.

Igual debe ocurrir en las escuelas públicas, de no
cumplirse con un estándar mínimo de calidad que tampoco se les paguen sus
sueldos a docentes y directos o que lo compartan con los padres de familia.

… y así veremos cómo casi por arte magia empezaran todos a
dar clases en línea y durante el mismo tiempo en que acudían al salón de clases.

Bajó
la gasolina, pero subió el robo

Tal vez sea sensación muy personal, pero estamos llegando
a la conclusión de que la baja el precio de la gasolina, lejos de beneficiar al
automovilista con el incremento de los litros despachados por la misma
cantidad, ¡estimuló la voracidad de los gasolineros!  

Esto es, baja la gasolina y en automático le aumentaron
al robo que le programan a las bombas expendedoras.

Vamos a preguntarle al delegado estatal de Profeco,
Fausto Vázquez.

Gracias y hasta la próxima con el favor   de Dios.

Rodrigo
Sotelo Mendívil

Director
General Masmedio

Correo:
rodrigosotelo@masmedio.com                                                                                                                                 

Twitter:
@masmedio

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