Por
Rodrigo Sotelo / Twitter: @masmedio
Nada que no conduzca al sello de esta improvisada
administración municipal: un gobierno en teoría morenista desnudado por su ineptitud y las más inadmisibles ocurrencias,
para enfrentar una crisis desde la negación y la indiferencia.
A Célida López Cárdenas, guardando proporciones, le
ocurrió lo que a su gobierno federal con el caso vergonzante de Culiacán.
Se encuentran un grave problema, no tienen capacidad ni
disposición de arreglarlo; ellos ponen en riesgo vidas y cuando los exhiben las
consecuencias, la reacción es absurda, insuficiente, grotesca.
Es mentira que la alcaldesa Célida López atendió el
suceso del socavón desde el momento en que se tuvo conocimiento del accidente.
Hay registros de que en un inicio lo pensaron un invento
de la oposición para golpear al Ayuntamiento; incluso, que fue lo más delicado,
desestimaron testimonios e ignoraron el dolor de los familiares sin dimensionar
la irresponsabilidad que estaban cometiendo.
A esa responsabilidad nos referimos cuando señalamos a la
Presidenta Municipal como la primera obligada en ordenar tapar ese hoyo en su
debido momento, y en cuidar –habiéndolo desatendido- que sus funcionarios
mostraran la decencia mínima en medio de la negligencia.
No tiene calificativo amable, leer a la alcaldesa Célida
López más preocupada por admirar y respetar
al secretario Alfonso Durazo y todavía atreverse a preguntar “cuántas vidas inocentes valen la detención
de un delincuente”.
Debió ser muy reconfortante
para la familia del señor Julio Manuel Rodríguez, que en esos momentos aún
no era encontrado por el equipo de rescate…
La tragedia del socavón nos deja el registro de
funcionarios merolicos perversos, como Rafael Rivera Vidrio, quien en su
desmedida zalamería difundió en sus redes la versión de que se había “inventado” lo del socavón para que se
olvidara que Célida es de las “mejor
evaluadas”.
Este Rafael Rivera fue alcalde de Altar y actualmente es
Director de Vialidades en CIDUE.
La tragedia del socavón nos deja como conclusión que el
comisario de la Policía Municipal no se ocupa de sus prioridades y hasta se
presta a intentos de intimidación.
Nos deja que ahora hay más certeza de que Protección
Civil y Bomberos no están capacitados, ni tienen el equipo necesario, para
reaccionar ante un evento de esta magnitud. Y que tal vez de no haber sido
apoyados por verdaderos expertos, el cuerpo no habría sido encontrado.
La tragedia del socavón nos confirma que Célida López
cuenta con una desastrosa comunicación social.
Y que su “supervivencia
mediática” se la debe a la oposición que está indispuesta a ser su
contrapeso y a los recursos que dedica a convenios con “ciertos” comunicadores que le ayudan, cuando menos, volteando para
otro lado.
La tragedia del socavón también nos deja el alivio de que
siempre se sobrepone la calidad de los medios profesionales y la agilidad de las
redes sociales.
Sin esta aportación de ciudadanos preocupados y
periodistas comprometidos, Célida López no hubiera salido a admitir la culpa y
prometer sanciones.
La tragedia del socavón nos deja evidencia de que estamos
frente a un gobierno impreparado e insensible y que representa un peligro para
los hermosillenses.
Gracias y hasta la próxima con el favor de Dios.
Rodrigo
Sotelo Mendívil
Director
General Masmedio
Correo: rodrigosotelo@masmedio.com
Twitter:
@masmedio
